“Whisky y soda”.
“Las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua”.
Alexia leyó una vez más las letras impresas en el papel amarillento, cavilando acerca del amor. La vida, los besos. Y echando una hojeada a las letras en el libro, le cerró para observar la negra portada. Rayuela era un libro magnífico, pensó para sí misma, y Julio Cortázar era uno de sus escritores favoritos.
Porque le daba la oportunidad de imaginarse vívidamente todo aquello que leía, casi sentirlo, como si fuese un recuerdo. Como si en su memoria estuviesen grabadas experiencias que nunca había tenido.
Y entre eso, se preguntó...
¿Besar a alguien… se sentiría así?
Quince primaveras había vivido, y aún no había besado a nadie. Primaveras, sí, y no era por ser cursi o apegarse al refrán viejo y trillado. Había titulado una historia acerca de ella misma “Siete días después del equinoccio de primavera”, por su cumpleaños. Siendo este, el veintiocho de marzo.
Así, quince primaveras había vivido y aún no había besado a nadie, alexia se preguntaba si los besos en realidad fueran como Cortázar los narraba.
¿Tendrían algo que ver con tu propia experiencia? ¿O con la de tu amante?
¿O con quién será el besante?
Alexia acarició el encuadernado de la novela, levantando la vista hacia su entorno, para cerciorarse de que nada se le había salido de las manos. Ella tenía que ser la líder estrella.
Bueno, todo parecía estar en orden. Un puñado de campistas adolescentes con sexualidad galopante, música retro de la colección vieja de su padre, sus amigos socializando con la chica que les había presentado, Paula y Evan desaparecidos, sus padres rondando. Sí, todo parecía estar en orden, aquello seguía siendo una reunión de capullos inmaduros y ella seguía estando jodidamente aburrida.
— ¿Paula no ha vuelto?
Era la voz de su hermano, llamándole desde su izquierda. Alexia, recostada un buró de la Sala de Estar, le respondió sin mirarle—:
— ¿Por qué debería saberlo, ricitos?
Harry giró los ojos, dejando salir el aire contenido ante la actitud desafiante de su hermana menor. Se irguió en toda su altura, y, parándose frente a ella, volvió a hablar—: ¿Todavía está con Evan, no es así?
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Campamento Rousseau [Larry Stylinson].
Fanfiction×Todos los derechos de autor reservados×. Cuando se ve a punto de ser enviada a un exótico Campamento todo un año, la hija de una misteriosa pareja de hombres está llena de dudas. Sabe que es adoptada, sabe que su madre biológica murió al dar a luz...