Capítulo Ocho.

2.5K 202 129
                                    

Comenzó con un suspiro, y entonces la besaste”.

Louis no podía creerlo.

¿De verdad eran… gemidos? ¿Estaba oyendo bien?

Incluso detuvo su respiración, para percatarse de que no era él quien emitía los sonidos que mezclaban cierto dolor y un, muy claro, placer.

No, no era él. Debía ser… No podía ser.

¿Harry estaba tocándose?

Su primera reacción fue contener la risa. Sería muy vergonzoso si soltara la carcajada en ese momento y Harry tuviese que detener la paja en seco. Pero luego la curiosidad le invadió.

En los dos meses que llevaban siendo roomates, Harry nunca había hecho algo por el estilo. Y no parecía la clase de chico que recurre a tocarse él mismo.

Los suspiros se hicieron más constantes, fuertes, y Louis sabía exactamente lo que eso significaba, Harry estaba a punto de desbordarse.

Entonces, esperó a oír ese usual suspiro de alivio una vez que se alcanzaba el punto máximo, pero en lugar de eso, oyó un gruñido y luego, todo fue silencio de nuevo.

¿Era idea suya o Harry había detenido el acto antes de llegar totalmente? ¿O no podía alcanzar tanto placer, proporcionándoselo él mismo?

Fuese lo que fuese, Louis ya no podía encontrar el sueño.

Tenía el sonido de los gemidos graves y roncos de Harry haciendo cosquillas en sus oídos. Tenía buena voz. Sabía gemir¸ eso pensó, y volvió a sentirse sucio.  Todo era una observación, una simple observación que guardaría consigo para el resto de su vida. Harry no debía enterarse, pero desde ese momento, cada vez que le mirara, sólo iba a pensar en aquellos gemidos y aquella voluntad con la que se había detenido en seco.

Oyó el murmullo de unas sábanas siendo abultadas y arrojadas al piso, y pensó en la posibilidad de que ahora se encontraran sucias. Pero, al darse la vuelta —gracias a la luz grisácea que se filtraba por la ventana—, comprobó que la cama no estaba más que arrugada. Arrugada, pero seca. Harry estaba tendido sobre el costado de su cuerpo, de espaldas a él. Y a Louis no se le ocurrió algo mejor que incomodarlo.

Debía vengarse.

— ¿Harry?

— ¿Hm?

— ¿Qué hiciste con las sábanas?

—Uh, las tiré.

— ¿Por qué?

—Tengo calor.

Oh, pero por supuesto que tienes calor.

— ¿Calor? ¿En la madrugada, casi sobre una montaña?

—Sí —se limitó a responder, y Louis sonrió ampliamente. Le había incomodado. Había conseguido su propósito. Pero hubiese sido muchísimo mejor si hubiese podido ver su mirada desconcertada.

Más le valía conciliar el sueño, o no sería el único con ojeras a la mañana siguiente.

~

Le había oído.

Louis le había oído, Harry lo sabía.

Y por esa misma razón, huyó de la habitación lo más rápido que pudo, se duchó sin calentador de nuevo, y corrió a refugiarse bajo las alas de Paula, Alex y Evan. Casi evitando a Lola por la próxima cercanía que tendría con Louis, pero al final, accediendo a hablar con ella mientras el enano no estaba cerca. El susodicho, sin embargo, charlaba tranquilamente, con Liam, Niall y Zayn.

Campamento Rousseau [Larry Stylinson].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora