Einan pasó varios días durmiendo bajo la luz de las estrellas, pensando en cada una de esas noches en poder acabar al fin con todo aquello y así poder reunirse de nuevo con Ysolda tal y como le había prometido que haría. Ya había estado al borde de la muerte una vez, y desde entonces no deseaba volver a arriesgarse a estarlo, pues podría no tener tanta suerte la próxima vez.
Finalmente llegó al templo, ahora más limpio y ordenado gracias a que volvía a haber gente, y se dirigió directamente a hablar con Esbern, el cual se hallaba contemplando el Muro de Alduin, probablemente en busca de hallar algo que les pudiera ser de ayuda y que estuvieran pasando por alto.
— ¡Mira quién ha venido!—dijo Esbern al verlo—Me alegra verte por aquí.
—Hola, Esbern—dijo Einan—Te veo bien. ¿Te has recortado la barba?
—Oh, sí. Lo necesitaba con urgencia—respondió—También he cogido unas viejas ropas de escriba Cuchilla; era lo único de mi talla por aquí. Pero ese no es el tema ahora. ¿Has averiguado algo acerca del grito para derrotar a Alduin?
—No mucho, la verdad—respondió Einan con pocos ánimos—Sé que lo llamaron "Desgarro de Dragones", pero no he podido aprenderlo porque ni siquiera los Barbas Grises lo conocen. Los dragones tampoco lo conocen ni pueden conocerlo, ya que fue creado por los antiguos nórdicos para canalizar su odio y su ira contra ellos.
— ¿Y no sabes de alguien más que pueda conocerlo?
—No, y de todas formas ni siquiera con el "Desgarro de Dragones" lograron vencer a Alduin—dijo—Tuvieron que usar un Pergamino Antiguo para enviarlo hacia adelante en el tiempo. Es por eso por lo que ha aparecido de nuevo después de tantos siglos.
—Entonces, ¿no hay manera de detener a Alduin?—Esbern preguntó temiendo conocer la respuesta.
—Existe un modo. Bueno, realmente no lo sé—dijo Einan—Tal vez si uso un Pergamino Antiguo en el mismo sitio donde lo usaron los antiguos Lenguas, puede, tan sólo puede que logre ver el momento en el que usaron ese grito contra Alduin y así conocer sus palabras. Por eso he venido; necesito que me digas todo lo que sepas acerca de los Pergaminos Antiguos y de dónde puedo encontrar uno.
—La verdad es que sé tan poco como tú de Pergaminos Antiguos—respondió—Los Cuchillas nunca se han interesado en su estudio. Son un tema del que sólo unos pocos sabios saben, y me temo que en Skyrim no hay ninguno en este momento.
—Los Barbas Grises dijeron que podría mirar en el Colegio de Magos—recordó—A lo mejor allí saben decirme algo más.
—Mmm. Puede que sí—dijo Esbern—Ve al Arcaneum, es la biblioteca más grande de todo Skyrim. Allí los magos del Colegio de Hibernalia guardan una inmensa cantidad de grimorios y libros sobre el estudio de la magia y los artefactos arcanos. Es el mejor sitio para empezar a buscar.
—Bien. Iré de inmediato a Hibernalia, a ver qué puedo encontrar—dijo Einan—Gracias, Esbern. Hasta la próxima.
—Que tengas suerte en tu búsqueda—le deseó Esbern—Y date prisa. No sabemos de cuánto tiempo disponemos hasta que Alduin realice su próximo movimiento.
Einan asintió con la cabeza y acto seguido abandonó el templo para marchar a Hibernalia; la región más al Norte de Skyrim, un páramo helado donde apenas crecía la vegetación y la fauna era extremadamente escasa debido a sus extremas temperaturas y sus constantes nevadas. Una vez llegara a la provincia, debía apresurarse en llegar a la ciudad de Hibernalia, ya no sólo porque Alduin se hacía cada vez más fuerte, sino porque las temperaturas en aquella región helada eran tan bajas que una noche a la intemperie podría causarle la muerte.
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The Elder Scrolls: La Leyenda del Sangre de Dragón
FantasyLa guerra y el desasosiego someten las tierras norteñas de Skyrim, y Einan; un joven deseoso por conocer la tierra de sus ancestros, decide viajar a ésta aun a sabiendas del peligro que supone adentrarse en pleno conflicto entre el Imperio y los sep...