Capítulo XI: El Amor, la Muerte del Deber

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Einan cabalgó durante dos días hasta finalmente pasar la frontera entre La Cuenca y Falkreath, pues el camino que llevaba a Carrera Blanca directamente era demasiado peligroso por culpa de la guerra. Fue entonces que, mientras descansaba junto al camino en una noche estrellada, pensó en antes ir a Carrera Blanca para volver a ver a Ysolda y así pedirle matrimonio. Sabía que su deber era hallar el modo de combatir a Alduin y los dragones, pero su deseo hacia ella y la incertidumbre de saber qué diría ante su propuesta le impedían pensar con claridad. Fue por esto que paró en la ciudad de Falkreath para poder escribirle una carta a y dársela a un mensajero para que se la hiciese llegar mientras él pasaba unos días en la ciudad comprando provisiones.

Falkreath era una hermosa ciudad rodeada de árboles y de naturaleza edificada en el centro del bosque. No era demasiado grande, pudiéndose más bien considerar una aldea grande, pero su tamaño era suficiente para ser considerada como una de las grandes ciudades de Skyrim. Sus muros no eran precisamente los más resistentes, pues estaban hechos de tablas de madera, pero igualmente mantenían la ciudad protegida. Se distribuía en dos calles principales que iban de Norte a Sur y de Este a Oeste, estando la casa comunal del jarl en el centro. Las calles, a pesar de estar hechas de baldosas, tenían mucha vegetación creciendo en ella, con árboles dentro de la ciudad y flores brotando por las aceras. El ambiente que se respiraba era ameno y agradable, pues se oía el piar de los pájaros y el cantar de las cigarras en señal de que el verano estaba próximo.

 El ambiente que se respiraba era ameno y agradable, pues se oía el piar de los pájaros y el cantar de las cigarras en señal de que el verano estaba próximo

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Einan dejó a Deon en los establos y se dirigió a una posada que los pueblerinos le recomendaron, "El Trago del Finado". Entonces, al disponerse a entrar, una mujer poco mayor que él que había sentada en el porche lo miró y le dijo: "¡Por los dioses, al fin un hombre guapo en Falkreath!"

Ante esto no supo qué decir, así que se limitó a responder con un "Gracias por vuestro cumplido, señorita" y luego le preguntó: "¿Sois la dueña del negocio?"

—No, yo sólo soy una trabajadora—respondió ella—Valga Vinicia es la dueña del Trago del Finado. Si queréis pedir hospedaje y comida, debéis consultárselo a ella. En el caso de que os quedéis, yo me encargaré gustosamente de llevaros a vuestros aposentos, prepararos un baño caliente y cambiaros las sábanas de la cama.

—Muchas gracias, señorita—dijo—Nos veremos luego, imagino.

—Eso espero—le respondió—Podéis llamarme Narri.

Tras esta breve conversación, Einan entró en la posada, la cual irradiaba un ambiente agradable y hospitalario, y la posadera; Valga Vinicia le recibió con gran amabilidad diciendo "Sed bienvenido a Falkreath. ¿Qué os trae por aquí, buen señor? ¿Acaso venís a probar nuestros famosos pasteles de carne y nuestro aguamiel rosado, o venís a visitar nuestro cementerio?"

—A decir verdad, únicamente me encuentro de paso por aquí—le respondió Einan—Pero, ya que estoy, me gustaría saber más cosas sobre el lugar.

—Nuestra gente se gana la vida de manera sencilla. Vivimos esencialmente de la exportación de madera a otras comarcas y de los viajeros que están de paso como vos—explicó Valga—Pero por algo por lo que Falkreath también es notoriamente conocido es por su cementerio, debido a su gran tamaño y a su historia, pues esta ciudad ha visto cientos de batallas a lo largo de nuestra historia. Es por eso que mucha gente viene a visitarlo, pues en su mayoría vienen a rendir honor a sus ancestros caídos en esta tierra.

The Elder Scrolls: La Leyenda del Sangre de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora