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Gilgamesh cumplió su promesa. La bestia dorada estaba sujeta por fuertes cadenas resplandecientes, colosal, en ese estado inmóvil no daba miedo, pero los Donuts imaginaban que en libertad sería muy amenazante.
Gugalanna siguió los movimientos de los niños hasta que se detuvieron en el borde del campo mágico, un eterno abismo los dividía. Estratégicamente, permanecía encadenado sobre una plataforma que caería al menor movimiento dentro de la inmensa fosa. Había otra jaula en el fondo que absorbía los objetos que caían hasta ella. Por eso los Donnuts se mantenían cautelosos. Más reglas que obedecer.
Los miro detenidamente, sus cansados ojos por fin tenían algo agradable que ver después de tanto tiempo en aquella cueva. Amistosamente los saludo y pidió volverlos a ver. Los adultos se asombraron por esa reacción, antes, Gugalanna habría tomado una postura indiferente. Fue una visita rápida, pero les pareció extraordinaria. Sus sueños se hacían realidad, podrían volver para aclarar detalles sobre la historia que conocían.
...
Pasaba algo raro en el palacio y querían consultar al toro. A pesar de estar encerrado, conocía todo sobre el mundo exterior. Cruzaron Uruk para ir a su encuentro.
Saludaban al pueblo sobre sus magníficos carros de combate tirados por ponis y recibían elogios de la multitud que los despedía. Era muy común verlos, pero se les tenia prohibido, a ambas partes, tener contacto. Las puertas se abrían en todo su esplendor para dejarlos pasar y después se oía el estruendo cuando sus redondas figuras estaban expuestas al mundo.
Ellos seguían el camino que se les había enseñado y avanzaban entre la arena con rítmico galope, parecía que sus animales apenas tocaban el suelo y el cálido viento dirigía el vehículo a su destino. Bajaron con elegancia, reacomodando sus trajes antes de desactivar el sello mágico de la entrada. Había 7 sellos, cada uno más fuerte que el anterior. Aprendieron algo de encantamientos, les parecía sencillo, si ocurría un accidente, debían llamar a Enkidu para después rogarle que no los delatara.
Generalmente hablaban de los dioses que escuchaban mencionar en su hogar vagamente, el toro dijo conocerlos antes de ser capturado. Le hubieran pedido lo mismo a algún sacerdote, pero si iban a recibir un largo sermón aburrido, preferían escuchar la tronadora voz del monstruo.
-Los adultos son unos tontos-dijo Levinanika, extendiendo los brazos para llamar la atención del imponente preso
-Creen que no entendemos las cosas, pero notamos todo lo que pasa-expreso muy molesto Gilbert mientras pateaba piedritas a la fosa
-¿Qué ocurre, mantequillas?-estaba divertido por el aspecto de los niños, queriendo parecer maduros cuando en realidad disimulaban un berrinche
-Estamos enojados porque ya nadie juega con nosotros-Levinanika estampó su pie contra el suelo-Papá y mamá están actuando de forma rara
Gugalanna sonrió complacido, por fin hablarían de algo más interesante.
-Últimamente siento mucha energía que va y viene-su profunda voz hizo eco, los Donuts escuchaban en silencio-Díganme, ¿Cómo esta la reina extranjera?
-Enferma, tiene mareos y vomita-dijeron al mismos tiempo, los tiernos ojitos verdes y rojos miraban con melancolía al enorme ser
Gugalanna medito antes de responder, no sabía que palabras usar para comunicar a unos mortales niños la tragedia que se anunciaba. Sería franco.
-Cuídense mantequillas, tendrán que enfrentar la vida solos-los Donuts miraron confundidos al dios-Una mujer divina entrara a su casa para matar a los reyes-hubo un silencio sepulcral, los niños cayeron rendidos sobre sus rodillas y comenzaron a llorar. El toro sintió una obstrucción en el pecho, esas mantequillas lo animaban con sus ocurrencias y juegos, no deseaba verlos tan tristes, pero debía aprovechar la ocasión-Les puedo decir algo útil a cambio de mi libertad
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La epopeya de los Donuts
FanficEl reino de Uruk enfrenta la ausencia de sus nobles príncipes que desde hace varios años fueron expulsados injustamente por su padre. Por eso, el joven príncipe Zul ha decidido partir en su búsqueda para traerlos como los gloriosos herederos al tron...