Rayando en la perfección

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-Ese salvaje cortó las orejas, narices, labios y ojos de su esposa e hijos, y no satisfecho con tal atrocidad les rompió todos los miembros y vacío sus entrañas-dijo Afrodita con desesperación, abrazándolos-Eran unos pequeños más o menos de su edad-tenía la mirada azul vidriosa y su voz quebrada-No podría soportar que a ustedes les hiciera lo mismo

-Pero Helios va a cuidarnos desde el cielo y a jurado descender si estamos en peligro-le respondió Gilbert con una gran sonrisa esperanzada

-Mami, ¿Cuántas veces ha caído el sol en favor de alguien? -Levinanika tomo la delicada mano con amor

La diosa miro desconsolada a sus retoños. Junto a su bondadoso marido formaban la familia feliz que tanto había deseado; sus verdaderos hijos estaban alejados de ella por razones superiores y esos niños que habían llegado desde algún lejano lugar fueron adoptados por su corazón, los Donuts eran más hijos suyos que cualquier parido anteriormente.

Quería un buen ambiente para ellos y que llegada la edad de independizarse pudiera verlos triunfar en el mundo. O si quisieran, podrían quedarse en el Olimpo para siempre, habían ganado fácilmente el afecto y aprecio de todos los dioses por su educación, belleza y elegancia. No era egoísta, deseaba lo mejor.

Pero estaban muy emocionados con la idea de jugarle bromas a un bárbaro en desgracia. Confiando en los hados y por su infinito amor los dejo ir con el rey Euristeo. Llegaron en la cálida noche sobre el carruaje tirado por palomas de su mami, usando deslumbrantes armaduras, ataviados de ese modo no cabía duda, provenían del honroso Olimpo. Todos los cortesanos elogiaban su belleza y sus majestades decían sentirse afortunados.

En la privacidad de las habitaciones reales contaron al mortal rey el extraño plan de Hera para ridiculizar al famoso Heracles, vencedor de terribles monstruos y protagonista de varias hazañas heroicas. Seria humillado por una tarea denigrante y prácticamente imposible, limpiar los establos del rey Augias que tenían 3000 bueyes y vivían en completa suciedad.

Simplemente fueron presentados como asesores de su madrastra divina y él los miro despectivamente, con un extraño y sutil halo de nostalgia. Poseía una musculatura impresionante, tanto que Gilbert pensó que su padrino era un debilucho en comparación, cabello negro desordenado y largo, rostro de piedra, muerto en vida al ser poco expresivo, piel resistente y áspera, demasiado bronceado para ser un hijo de Zeus, su voz ronca solamente emitía quejidos de aburrimiento y se hacían mil preguntas en su interior.

Los acompañaba el hijo del rey Augias, con él era fácil hablar, Fileo les hizo una entrevista sobre su vida en el Olimpo y le respondían con prudencia, hablar de más sobre sus benefactores sería insensato, únicamente respondían alabanzas. Él entendió y les pidió que hablaran sobre un fenómeno, si ellos al jactarse de ser amigos de su abuelo Helios, tuvieron algo que ver en el día que duró 15 minutos. Gilbert y Levinanika se encogieron de hombros.

Faetón había llegado inesperadamente para conocer a su padre Helios, quien le ofreció cumplir cualquier cosa que como una muestra de su cariño. El hermoso muchacho pidió que le concediera guiar su carro solar, pero el mayor se negó de inmediato. Los Donuts vieron su oportunidad para gozar de semejante honor e insistieron en nombre de Faetón durante mucho tiempo, le prometieron al dios que solo sería esa vez, tendrían mucho cuidado... ante la adorable presión acepto.

-No apresuren a los caballos con el látigo-les dijo con severidad-Ellos ya conocen el camino y galoparan a buen ritmo, sostengan con fuerza las riendas y no se asusten por las llamas

Cuando subieron entusiasmados, Faetón les recordó llevar agua, bajaron por ella y en ese instante el carro salió disparado con abrumadora velocidad. Vieron como seguía una dirección errática, bajando peligrosamente a la tierra e incendiando los prados, evaporando el agua de los ríos y destruyendo hogares comunes, temerosos lo vieron ascender hasta el inalcanzable cielo y como las figuras celestes intentaban moverse de lugar inútilmente pues el calor les lastimaba.

La epopeya de los DonutsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora