Estrella de la mañana

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Iskander ante la insólita noticia del exilio de sus ahijados semidioses envió soldados a buscarlos y ofreció una cuantiosa recompensa por llevarlos vivos a su palacio en Macedonia. Para encontrarlos, suspendió la conquista de Asia. Sus reyes tributarios al escuchar rumores de avistamientos suyos en Creta y Troya, tuvieron un pretexto para destruir dichas ciudades. Lo permitió. Estaba muy preocupado.

Ahora no entendía como sus adorables niños regordetes habían cambiado tanto, pero finalmente estaban a salvo junto a él después de tantos años. Levinanika tenía un rostro hermoso y graciosos modales. Gilbert era un bello muchacho, encantador, valiente y esforzado, ambos eran a todas luces descendientes de una grande y noble casa. 

El conquistador tenía que dejarlos al cuidado de Roxana, su joven esposa, para manejar sus asuntos. Aunque sus compañeros y generales se opusieron a ese matrimonio por considerarla inferior a él, estaba enamorado y siempre la llevaba en sus campañas, pero desgraciadamente nunca se embarazaba.

Los Donuts reconocieron su gran belleza, al mismo tiempo les desagrado su carácter autoritario ¿Quién era ella para mandarlos? Con la vil excusa de enseñarles responsabilidad, estaban encargados de los heridos y aunque no fuera un trabajo horrible, lograba mantenerlos entretenidos y desarreglados. 

Durante la cenas se sentía un ambiente tenso, Roxana se esforzaba en hacerlos sentir fuera de lugar al señalar detalles en su apariencia extranjera o el descuido de sus atuendos por la carga de trabajo. Por sí fuera poco, Gilbert notaba como sugería a su padrino enviarlos lejos.

Un día les respondió con altivez "No podemos exigirle a un niño que apenas come lo mismo que a ustedes, que lo tienen todo". Debían recordarle que ellos eran príncipes, no sus sirvientes. Y por lo tanto tendría que aprender a respetarlos. Estaban hartos de esa ramera. Se irían, sí, pero eso no significaba que habían terminado, se asegurarían de hacerle pagar.

Convencieron al rey de casarse con las princesas persas Barsine-Estatira y Parysatis. Argumentando descaradamente que Roxana no estaba a la altura de una reina y estas sí eran esposas adecuadas para él. Además, con ellas se cimentarían lazos con la dinastía aquemenida. 

Las fastuosas celebraciones duraron 5 días y hubo otras 90 bodas entre nobles mujeres persas y soldados macedonios. Viendo cumplido su capricho, pidieron viajar a Macedonia para vigilar el reino en vista que conquistaría la India, el rey acepto con tristeza y se marcharon entre despedidas afectuosas de sus pacientes y varios guerreros que conocieron desde niños. 

Pero temerosos por la cólera del Olimpo, cambiaron de ruta.

Iskander se sintió incómodo por la ausencia de los Donuts, quería conservarlos a su lado pues siempre iba acompañado de los pequeños príncipes. Los paseaba por las fortalezas y palacios conquistados para que admiraran su grandeza. 

Permitía que encumbrados personajes soportaran sus juegos durante las audiencias y se divertía viéndolos en sus carros cuando el pueblo les aplaudía, añadiéndoles tierras y títulos. Indicando sutilmente que los veía como sus legítimos sucesores ante la ausencia de hijos propios. 

Al enterarse que se establecieron en España y fungían como embajadores, viajo hasta Uruk y se presentó a Gilgamesh para pedir la mano de su hija mayor.

-Yo te doy a mi Levinanika-proclamó el semidiós, omitiendo la mirada asesina de la reina y en seguida le advirtió al macedonio-Será tu esposa si logras mantenerlos 8 días contigo

Aquello era una trampa, pues sabía que los ánimos volátiles de sus hijos los animarían a marcharse en cualquier momento y el rey conquistador no tendría el coraje para contradecir sus deseos. Pero él no se rendiría, primero tendrían que arrancarle el alma y todas sus esperanzas.

La epopeya de los DonutsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora