- ¡Elena, ayúdame a terminar de inflar los globos! – pidió a gritos su madre
Elena bajó rápidamente las escaleras de su pequeña casa, típica de los suburbios de Estados Unidos: ni muy grande, ni muy pequeña, de dos pisos, con un verde jardín que estaba lleno de mesas redondas, adornos encima de estas y una parrillera con carbón esperando ser encendida, tenía una atmosfera cálida y acogedora por los cuidados dados por sus padres. La joven caminó a mano izquierda y vio a su madre, Natalia de cabellos castaño claros, muy bonita y de aspecto muy juvenil rodeada de globos de todos los colores; su padre James, de cuarenta y tantos, ojos verdes y cabellos ya cubierto un poco por las canas también estaba allí ayudando a su mujer.
- Disculpen, es que estaba vistiendo a Claire – dijo la rubia jadeando un poco
- ¿Y que tal se ve vestida de princesa? – preguntó el señor James
- Hermosa – respondió Elena- le dije que aun no bajara, quiero que se lleven una gran sorpresa – rio, en verdad se sentía orgullosa del trabajo hecho en su hermana- tardé mas haciéndole el peinado, usé mi ondulador.
- Ya queremos verla– dijeron ambos padres
Los tres se concentraron en inflar y decorar toda la sala de estar; ratos después, Elena sale por la puerta trasera de la cocina y llegó al patio con el mismo objetivo de la sala. Cuatro de la tarde, ya todo estaba listo para comenzar la fiesta de cumpleaños de Claire. Los invitaron comenzaron a llegar.
- Hija, está pendiente de la puerta ¿si? – le pidió Natalia
- Esta bien – respondió de mala gana, percatándose que no le dio tiempo ni de arreglarse.
“Ding-Dong” – sonó la puerta y Elena dio un salto
Se arregló el cabello y abrió.
- Buenas tardes – saludó el individuo vestido completamente de negro, llevaba un morral en su espalda
- H-hola – saludó ella, encantada por la belleza del individuo.
- Yo soy el payaso que de seguro tu madre contrató – dijo
- Si fue ella quien lo contrató; si hubiese sido por mi, no hubiera contratado a un…- la gritería de los otros niños no permitió que el joven la escuchara
Él le sonrió.
- Dímelo a mi – comentó
- Pase, pase – el joven de unos casi treinta años entro al domicilio- allá arriba a mano izquierda esta el baño – señaló las escaleras que estaban detrás de ella
- Gracias
El chico subió las escaleras; Elena lo hizo segundos después, quería cambiarse de ropa. Se encerró y registró su closet: una camisa blanca, una chaqueta color rojo, legins en tela jean y unos botines en cuero rojo. Se vistió con paciencia y peinó su cabello usando el ondulador. Minutos después, sale y por casualidades de la vida se topa con el hombre quien estaba maquillado de la manera más espantosa y exagerada –para ella: unos pantalones con bragas color negro y una camisa de fondo blanca con rayas negras en horizontal.
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Nunca Hables con Extraños
HorrorElena es una joven de 16 años con una vida normal como cualquier otra, hasta que un día, en el cumpleaños de su hermana menor Claire, un hombre llega al evento a hacer de payaso para aparentemente ganarse la vida. Sin embargo, a la jovencita no le...