Catastrofe III

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En todo el cráneo, una pistola apuntaba amenazante a Hygan; éste no se altero en absoluto, permaneció quieto sin quitar la vista de Bob, quien abrazaba a Claire y la tranquilizaba – puesto que estaba llorando. Natalia se aferró al cuerpo de su hija, Elena, quien ya no tenía vida, el único sonido de fondo era la llantina producidas por madre e hija. Albert se cubría su mano y jadeaba de dolor.

El oficial de policía ordeno a Hygan bajar el arma, y éste lo hizo sin ningún reproche. Parecía que ya nada tuviese caso, que ya nada le importase.

-       Por favor, ayúdenme – pedía Natalia desde la sala de estar- ¡mi hija no respira, su corazón se detuvo!

Uno de los oficiales, guardo su arma y se dirigió a donde estaba la madre desesperada, le pidió que la acostara en el suelo, para poder tomar pulso y signos vitales. Lo cierto es que, entre tantos intentos –básicos- de primeros auxilios, el oficial no logro hacerla reaccionar.

-       Ya les dije que está muerta, tiene como una hora así – dijo Hygan obstinado, con fastidio.

-       Capitán – repuso el oficial quien atendía a la joven- ¿y los paramédicos?

-       Deben de estar por llegar – respondió sin quitarle los ojos de encima a Hygan- caliéntela

-       Su cuerpo esta helado, como un bloque de hielo …- dijo sin esperanzas el oficial

Su capitán no respondió; segundos después, la sirena de la ambulancia se hace notar en el domicilio. El capitán toma a Hygan del cuello y lo lleva a donde estaba Bob, Claire y Albert, para poder así, permitir el paso de los paramédicos y llevarse a la joven.

-       ¿Cuántos heridos hay aquí? – pregunto un tercer oficial

-       Tres – respondió Bob- tengo un disparo en mi pie- señalo su pie, y prosiguió a hacer lo mismo con Albert- y ese chico también esta herido, incluyendo a la joven que esta muerta.

Al decir Bob esto, más paramédicos entraron para auxiliarlos.

-       Eres un desgraciado…- dijo entre jadeos Albert, mirando a Hygan, su padre con una profunda mirada de odio- ¡pero hasta aquí llegaste, has tocado fondo!

El hombre no respondió, su rostro estaba inexpresivo, era imposible descifrar que transmitía en ese momento.

-       Por cierto – anuncio Bob llamando la atención- hay una chica en una habitación de arriba.

-       Si, en la segunda habitación a mano izquierda – colaboro Hygan, sabiendo que ya todo había acabado

-       Por lo que veo esto es un secuestro …- dijo un oficial cuyo rostro se hacía notar que era todo un novato

-       ¡¿Enserio?! – exclamaron con aire sarcástico tanto Bob como Hygan- ¡no me digas!

Nunca Hables con ExtrañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora