Celos

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Hygan soltó un suspiro después de verla vomitar; por primera vez en su vida, le preocupaba que uno de sus rehenes estuviera en ese estado. No aguanto mas y se dirigió a la farmacia para comprar una prueba de embarazo, si daba positivo, no tenia ni la mas remota idea de que hacer. Elena, quien permanecía en el baño, intento movilizarse por sus propios méritos, al principio tropezó con cuanta cosa tenia por delante, pero logro adaptarse rápidamente; escuchó que la puerta hizo un sonido muy abrupto, era Hygan quien venia como alma que lleva el diablo directo a donde ella estaba. No había mucha necesidad de usar fuerza para empujar a la chica hasta donde estaba.

-       Ni se te ocurra moverte – advirtió él, la chica logró sostenerse del lavabo- tendré que someterte a una prueba

-       ¿de que hablas? – preguntó ella

-       Estoy con la maldita idea que estas embarazada y todo por culpa del doctor que vino a verte ayer – contestó con sinceridad

Elena no respondió. Hygan prosiguió a realizarle la prueba. Ratos mas tarde, por fin ve el resultado. Por alguna razón, Elena no estaba ni triste ni preocupada al respecto.

-       ¿Y Bien…? – preguntó ella

Hygan mantuvo la vista pegada a la prueba. Soltó un suspiro.

-       Negativo – respondió

-       Soy estéril…- musitó ella en broma

-       Para nada, Lenz – dijo él- debe ser que acerté al momento de tener relaciones contigo

-       ¿a que te refieres? – preguntó confundida

-       Digamos…que soy experto en las mujeres en todas las dimensiones…- respondió- hace poco pasaste por tu ciclo menstrual ¿cierto?

Asintió.

-       ¿ves? – carcajeó al ver que todo estaba bien

Pasaron los días y el doctor hizo visita en el pent-house de Hygan. Retiró los vendajes y finalmente la chica recuperó la vista.

-       ¿ves perfectamente? – preguntó Hygan

-       ¡S-si! – exclamó contenta viendo a su alrededor….

…Una enorme habitación, cuyo papel tapiz era de un color beige, las enormes ventanas a su lado izquierdo era cubiertas por cortinas finísimas, vio el tapizado del suelo de alfombra; la cama era inmensa y sus sabanas blancas hacia perfecta combinación con la recamara. En su frente estaba él, cruzado de brazos y vestido como todo un príncipe, su camisa manga larga estaba desabrochada hasta el inicio de su pecho de acero, tenia puesto unos jeans y su cabello, tan liso y hermoso como siempre, ésta vez se había hecho una cola y un mechón cubría su ojo derecho…Sin duda alguna, toda una belleza, lo ultimo que faltaba era poner a Hygan en un pedestal. El doctor recetó un par de medicinas mas y se marchó.

Elena, se acercó con cautela hacia él. Hygan continuó cruzado de brazos, parecía una estatua; él le sonrió y eso la “aniquiló”…demasiado encanto junto.

Nunca Hables con ExtrañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora