Humillación

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Elena abrió los ojos, estaba totalmente oscuro. Su cuerpo, estaba frío, helado, como si hubiese dormido sobre la nieve durante días; algo metálico ataba sus manos y sentía algo pegajoso adherido en sus senos. Estaba desnuda, movía la cabeza de un lado a otro pero no podía ver nada. Lo único que le quedaba, era escuchar.

En ese momento que comenzó a moverse, unas manos comenzaron a recorrer su cuerpo, sintió un poco de calidez  al ser tocada. La oscuridad no le permitía ver quien era, sabia que era Hygan, pero quería ver algo mas…quería saber como estaba su madre y su hermana. Una lagrima se desbordo de sus ojos, comenzó a sollozar. El peligroso hombre besó con ternura sus labios y probó sus lágrimas; continuó toqueteándola.

-       Hygan, libérame – pidió entre sollozos

-       Te ves tan hermosa…- respondió él, maravillado- pero tienes que ser castigada- prosiguió a rozar un látigo por el cuerpo de la chica

-       Tengo miedo…-solo pudo decir ella

Hygan comenzó a besar su cuello con demasiada pasión, bajo lentamente y llego a sus senos, lamio los alrededores, y, con sus dientes, despegó la cinta adhesiva negra que cubría sus pezones. Elena suspiró, y eso volvió loco al hombre. Prosiguió a acariciar sus piernas, mientras llegaba a su vientre. Las lágrimas de la chica caían, estaba muerta de vergüenza. Hygan se detuvo y le quitó la venda de sus ojos.

-       ¿Y…que piensa ahora señora? – preguntó con malicia mirando a la Sra. Vickers por encima de su hombro

Natalia, abrazaba con mucha fuerza a su hija menor Claire; estaba sorprendida, anonadada. Sin comentarios.

-       Su hija es una perra de primera, le gusta los violadores como yo – siguió recorriendo el cuerpo de la chica con el latigo.

Elena desvió la mirada, la vergüenza se hizo insoportable. Rompió a llorar

-       Tu me secuestraste, querías llevarte a Claire…- quiso proseguir pero Hygan le dio un buen azote haciéndola gritar del dolor

-       Eres una zorra – le recalcó Hygan dándole otro azote

-       Mamá, perdóname por no haberte dicho nada, perdóname – lloraba Elena

…Pero Natalia, no parecía conmovida, estaba….resentida. Obviamente, Hygan estaba disfrutando del momento.

-       ¿Recuerdas lo que me pediste cuando fuiste a Disney? – le preguntó apretando sus senos- ¿lo recuerdas?

Ella continuó en su llanto, no podía soportar mas esto.

-       Responde – susurró a su oído

-       S-si – contestó, resignada

-       ¿Qué me pediste? – preguntó- ¿no lo recuerdo bien?

-       No mas Hygan, no mas – su voz estaba quebrada

Natalia intervino.

Nunca Hables con ExtrañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora