Catastrofe I

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Kristen seguía profiriendo gritos de auxilio. Hygan, quien ya no estaba para juegos y bromas camino escaleras arriba y abrió la puerta del cuarto de Claire, quien allí se encontraba la joven rubia buscando la manera de zafarse de las esposas que la mantenían presa.

El hombre se encaramó encima de ella y comenzó a golpearla sin piedad.

-       ¡Cállate zorra! – exclamaba mientras incrustaba sus nudillos en su ojo derecho- ¿acaso no ves que con esto llamas la atención?

-       ¡Estas demente! – decía ella entre lágrimas y desesperación- esa muchacha…

-       ¡No me hables de ella! – grito furioso plasmando otro golpe en su rostro

Y ese golpe basto para hacerla perder la conciencia. Hygan cayó de rodillas en el suelo, lamentándose por lo ocurrido con Elena.

-       ¿Pero que carajo ha pasado? – se auto cuestionaba el hombre una y otra vez- yo solo quería…yo solo quería…

Un sonido abrupto se escuchó desde el piso de abajo. Hygan saco de su pistolera una de sus armas y camino sigiloso hacia las escaleras. Al ver que por los momentos todo estaba bajo control comenzó a bajar; algo se le hizo extraño, ya no escuchaba los gemidos de dolor de parte de Bob ¿se habrá desangrado por completo? El hombre quiso asegurarse y los dos últimos escalones los salto haciendo una maniobra innecesaria.

Bob ya no estaba ahí.

-       ¿¡Bob!? – llamó Hygan mirando a su alrededor, sin dejar de quedarse en shock al ver el cadáver de Elena: blanco como la cal, frio y sus ojos entreabiertos

Hygan se acerco a Elena y la toco por última vez.

-       Dime que esto es una broma…- susurraba él apoyando su cabeza en el pecho de la chica- tu corazón, ya no late mas ¡Maldita sea!

El hombre se incorporo buscando a Bob, se dirigió al patio y efectivamente, él estaba ahí arrastrándose como una serpiente por el pasto verde del jardín.

-       ¿Estás loco? – preguntó Hygan

-       ¡Ya no me interesa si me matas Hygan, he llamado a la policía y la pagaras bien caro! – exclamó el joven lleno de rencor

-       Ah no – dijo Hygan acercándose a él y arrastrándolo por el pie sano- si la policía me atrapa, te vienes conmigo

Sin hacer tantos esfuerzos, Hygan lo cargo y lo llevo al interior de la casa sentándolo en una de las sillas de madera pintada de blanco del comedor familiar. Bob sacó un cigarrillo y lo introdujo en su boca, estaba resignado.

-       Más te vale quedarte quietecito si no quieres sufrir una gangrena ¿entendido? – le sugirió Hygan haciendo movimientos con las manos- buscaré una manera de salir de aquí antes de que llegue la policía, ya sabes : me delatas y yo también lo haré por ti

Nunca Hables con ExtrañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora