Capítulo 35

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Hoy estoy animada, activa, tengo la esperanza de que se arregle y quitarme un problema del medio. Trabajo casi sin parar, adelantando mucho entre Isabel, los chicos y yo.

Llego a casa y preparo una comida ligera. Descanso y cuando llega las cinco de la tarde me dispongo a ir a su casa a hablar, visitar a Aurora y darle el regalo.

No me cambio de ropa, así que voy con mi parca negra, un jersey burdeos, pantalones negros ajustados y unas botas cortas con tacón. Llamo a la puerta y ahí está Noel, lleva la ropa habitual de estos días, chándal, camiseta y sudadera.

—Hola Astrid. –Me saluda y me deja pasar.

—Hola Noel, ¿qué tal?

—Cansado, así que me voy a echar un rato si no te importa, ayer tuvo un mal día mi abuela y estuve toda la noche y esta mañana despierto. Llámame si me necesitas.

—Oh por supuesto, ¿ocurre algo malo? –La cara que ha puesto no me gusta, es la de una persona que ha perdido todas las esperanzas.

—Pues sí, no te quiero engañar, pero mi abuela va a durar poco. Los médicos han dicho que harán lo que pueda, pero que lo único que podemos hacer es esperar. –Agacha la cabeza y niega, está cansado y triste. No quiere perder a su abuela y ver que no puede hacer nada por ayudarla le mata.

—Haremos que esté lo más cómoda posible, ve a descansar mientras yo la cuido.

—Gracias Astrid. –Me sonríe, pero no llega a sus ojos como siempre hacía cuando me

sonreía.

Se va y ahí he perdido mi oportunidad de hablar con él de lo nuestro y de darle su regalo. Bueno, lo intentaré después sino sólo le dejaré su regalo.

Entro y la veo viendo la tele y es cierto lo que me ha dicho. Noto a Aurora más débil, con menos vitalidad que los otros días. Cuando me ve me sonríe, pero al igual que él, no le llega a sus ojos.

—Hola Aurora, ¿qué tal?

—Hola cariño, pues estoy regular, ayer no me encontré bien pero hoy estoy mejor. ¿Y tú querida?

—Oh, pues yo bien, con el trabajo liada.

—Cuéntame, mi nieto tiene poca conversación últimamente.

Le cuento un poco sobre mi trabajo, le cuento algunas anécdotas que he tenido con Isabel para que se ría un poco y le conté sobre la visita que le hice a mis padres, con toda la conversación que tuve con mi madre, necesito el consejo de esta mujer, aunque la conozca poco, se nota que es una mujer sabia.

—Cariño, lo que te ha dicho tu madre, es lo que tienes que hacer. Mi nieto ya es mayor para darse cuenta de las cosas y si te pierde por su ceguera que se aguante. Tú eres una mujer hecha y derecha y no necesitas estar persiguiéndolo toda tu vida. Hay más hombres por ahí, aunque lo sienta por mi nieto.

—Lo sé, intenté hablar con él antes, pero lo he dejado descansar. Mañana hablaré con él sin falta. Asiente con la cabeza y da por acabada con la conversación porque se pone a ver la televisión hasta que se queda dormida y yo me quedo ahí esperando un rato para ver que está bien.

Voy a la cocina y noto que Noel tampoco se ha levantado, así que cojo su regalo y lo pongo en la mesa de la cocina. Cojo un pos-it que hay en el frigorífico y un bolígrafo, pongo su nombre y lo pongo encima. Espero que le guste la camisa.

En cuanto termino, me voy de allí, supongo que Noel se levantará en breve, así que no habrá ningún problema.

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