¡Pi pi pi!
Suena la alarma. Empieza un nuevo día, una semana nueva y un propósito. Hablar con Noel y dejar las cosas claras entre nosotros, analizar las últimas cosas que nos hacen falta y ver cómo van nuestros vinos. Por lo que también estará el gran jefe y espero que no su hijo.
Desayuno, me visto y salgo para el garaje. Hoy toca a gran volumen para motivarme Mi gente de J. Balvin con W. Williams. Vamos música, dame energía.
Llego a la Bodega, y me encuentro sola. No es ninguna novedad, casi siempre llego la primera al laboratorio pero en los demás departamentos puede que haya un par más por ahí y justo me encuentro a uno que trabaja en las máquinas.
-Buenos días, Astrid.
-Buenos días, Carlos.
Entro en el laboratorio y enciendo las máquinas que utilizaremos, miro el ordenador los datos, las memorias, los informes, todo para ver cómo vamos y organizar todo el trabajo.
-¡Buenos días señorita sexy!
Si estuviera bebiendo café, lo escupiría todo delante de la pantalla. Vaya parece que ni va a disimular, que la charla va a ser ahora.
-¿Perdona? ¿Desde cuándo tienes permiso para llamarme así?
-Desde que me pusiste duro como una roca.
Joder, no tiene filtro al parecer. Habrá que se clara pero ya.
-Primero solo fue un baile tonto y los dos estuvimos alterados por el alcohol. Segundo no vuelvas a llamarme de esa manera, solo soy Astrid para ti. Y tercero, no habrá nada entre nosotros, nada de nada, lo único que aceptaré aquí es una amistad.
Me mira pensativo, veremos que va a decir, espero que no me de muchos problemas.
-Acepto lo primero y quizás el tercero.
¿Vaya solo un quizás? ¿Me vas a causar problemas niño bonito? No me conoces.
-Pero, ¿y si a mis amigas las llamo señorita sexy?- Me mira sonriendo y esperando una respuesta.
-A ellas les gustará ese apodo pero a mí no. Me gusta mi nombre así que utilízalo.
-Te contestaría a eso pero si quieres que sea tu amigo, no lo haré.
-Gracias, veo que lo has entendido.- Me giro y vuelvo a ver lo que está hecho y lo que hay que hacer pero de pronto noto que está detrás de mía, se acerca a mi oído como la otra noche.
-Pero no me gusta dejar con la intriga a mis amigos así que te diré que con mucho gusto utilizaré tu nombre y más cuando esté muy dentro de ti.
-¿¡Cómo!?- Me doy la vuelta que casi me choco con él pero fue rápido, parece que se esperaba mi reacción.
-De tu corazón digo, como amigo claro.-Se empieza a reír y me mira muy pícaro. Que listillo y gracioso, pero sé muy bien que no era a ese sitio que decía. Me da pena que tenga esas ilusiones y esa autoestima tan alta porque con el tiempo se irá abajo por mí.
-Vale, acepto lo de amigos. Sólo quería picarte un poco, ahora entiendo a Isabel cuando dice que es divertido.
-¿Qué entiendes de mí?
-Que te gusta picar a mi amiga Astrid.
Vaya mirada de Isabel. Nos mira a Noel y a mí con un poco de entendimiento y ¿hacía mí? Creo que ahora me está diciendo "¿vas a seguir así cabezona?" si señora, seguiré así y me mantendré firme.
Llegan los demás y nos ponemos al lío.
Son las doce del mediodía y estoy analizando una tanda mientras que Noel está con las barricas, lo cual fue un alivio para mí durante un par de horas, cuando llega el gran jefe al laboratorio y me llama.
-Astrid como va nuestros vinos.
-Va por el buen camino señor.
-Así me gusta, vamos a dar un recorrido por la bodega y me vas contando.
-Claro.
-Espera papá, voy con vosotros.
Mis ilusiones hecha añicos, parece que también ha venido Pablo, y no creo precisamente para interesarse por los vinos. Sé que ha venido por mí y lo sé por como me mira y como intenta entablar conversación conmigo pero es inofensivo. León, en esa última parte, no estaría de acuerdo. No se fía de nada en los callados.
Avanzamos por la sala de máquinas y mientras les cuento como marcha todo, que no hay nada de que preocuparse.
-Me alegra que todo vaya de maravilla Astrid, como siempre claro.
Mientras me dice esto, algo que sé, no es por ser chula pero sé que hago muy bien mi trabajo, entramos en la sala donde está las barricas y donde enseguida me encuentro a Noel que está viendo cómo evoluciona el vino en barrica.
-Está claro que es nuestra mejor trabajadora aquí, papá.
-Oh gracias, no es para tanto, solo hago mi trabajo.
Noel se encuentra con mi mirada, y me da una sonrisa amistosa pero de pronto se pone serio cuando mira a Pablo. Parece que tampoco le gusta ni un pelo, no le culpo.
-Tonterías, espero que mi padre te pueda retener aunque te pague una gran cantidad de dinero. Gracias a ti nuestras ventas son grandiosas.-Me toca el brazo y me sonríe mientras lo dice, o cual ese gesto no le ha gustado nada a Noel, y lo sé porque al mirarlo por el rabillo del ojo he visto sus brazos tensarse y ponerse recto. ¿Celoso niño bonito? Vaya vaya, a mi no es que me haga gracia que me toque pero solo es el brazo y es delante de su padre, así que me separo amablemente.
-Bueno, creo que está todo dicho y tengo que volver al trabajo.
-Por supuesto Astrid, viendo que todo va de maravilla, nos vamos. Gracias por tu trabajo.
-Gracias Astrid, nos vemos.
-Hasta luego.-Se van los dos charlando para afuera de la bodega mientras yo estoy parada en la sala de barricas mirándolos marchar.
-¿Qué ha sido eso?- Ese ha sido Noel, parece algo tenso por la forma en que ha preguntado. Me doy la vuelta y lo encaro.
-¿Qué?
-Vamos Astrid, no te hagas la tonta, ese gesto de ahí del niño mimado del dueño.
-No ha sido nada, solo ha sido un poco más amable de lo normal.
-Pues que deje de ser tan amable, y más cuando se te ve así de incómoda.- No le hago caso a lo último.
-¿Celoso?
-Preocupado, soy tu amigo o intento serlo. No me gusta cómo se las gastas.
-No te preocupes, lo tengo controlado.
-Más te vale.- Vaya ahora creo que está enfadado. Así que no sigo la conversación y me vuelvo para el laboratorio. Tengo que seguir con el trabajo y no tengo tiempo para aguantar estupideces.
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Añejo
RomanceAstrid es una exitosa enóloga de una bodega prestigiosa en Jerez de la Frontera que conoce a su nuevo empleado, Noel un técnico en vitivinicultura. Noel quiere conocerla pero Astrid dice que no hasta cierta noche donde cambia todo.