Las dos semanas han pasado corriendo entre mediciones, trasiegos, limpieza y demás, y ya estamos a viernes veintiuno donde todos estamos deseando, me incluyo, a que sea las tres de la tarde para salir del trabajo y no aparecer hasta el miércoles que viene.
—Bueno hoy saldremos ¿no? –Isabel quiere empezar las vacaciones a lo grande.
—No tienes paciencia ¿eh? Claro, ¿por qué no?
—Cenamos en tu casa y nos encontramos luego con esta gente en algún tabanco. –Creo que Isabel ya ha hecho llamadas y sólo me está comunicando lo que va a pasar.
—Claro, traes la pizza.
—Eso está hecho, ¿te vienes con nosotras Noel?
—Gracias, pero salgo con mi hermana y amigos. Así que nos veremos seguramente. – Aunque nos lo dice a las dos, sólo me está mirando a mí e Isabel no pierde detalle.
Le sonrío y le digo:
—Pues ya nos veremos por ahí. –Me sonríe también y me guiña el ojo.
Estoy recién duchada, con una camiseta extra grande cuando llaman a la puerta. Sé que es Isabel porque me avisó de que venía para acá y también por el olor que está llegando. Que rico.
—Vino y pizza antes de irnos. Que mejor forma de empezar la noche. –La dejo pasar y veo que sólo está maquillada pero no vestida, llevará le vestido en la maleta que trae.
—¿Miedo a mancharte? –Le pregunto.
—Sabes que soy una guarra comiendo y que me mancho enseguida. –Me empiezo a reír, tiene toda la razón.
—¿Qué te vas a poner?
—Pensaba ponerme el body negro con transparencias y la falda de tubo con los tacones.
—Joder, todavía no te has vestido y ya me estoy imaginando lo sexy que vas a estar. Seguro que a Noel se le caerá la baba y tú tan contenta. –No se me pasa la pullita que lanza.
—Creía que querías que me llevara bien con él y ahora que lo hago te molesta.
—No me molesta, sólo que veo un ligero coqueteo ahí y tú estás encantada. ¿Ha pasado algo?
¡Peligro de interrogatorio! No esta noche por favor.
—No tranquila, sólo lo que ves es lo que hay.
—Bueno, sabes que me puedes contar cualquier cosa.
—Sí, lo sé.
—Bueno vamos a cenar y a ponernos sexys.
Después de cenar, nos ponemos Watch out for this de Major Lazer y nos dedicamos a ponernos sexy. Estos momentos me encanta porque hacemos el tonto, bailamos y salimos motivadas para darlo todo.
¿Habrá otro desafío como la última vez? Y si es así, ¿reaccionaré diferente? No lo sé, creo que no, puede que esta noche si se da la ocasión le lanzo la propuesta. Tengo ganas de sexo, él es sexy y por la forma en que bailó, tengo la sensación que no me va aburrir en la cama. Y con este pensamiento me da que ya me he decidido lo que quiero hacer con él.
Llegamos al tabanco Dama Juana y allí nos encontramos con todos que ya están en una mesa en la esquina del patio con su copa cada uno. Nosotras saludamos a todos, dejamos las cosas y nos pedimos nuestras copas.
Estamos esperando en la barra cuando me da por mirar y ahí me encuentro a Pablo.
Oh no joder, él no. Se ha dado cuenta de que estamos aquí y se acerca a saludarnos, bueno más bien a saludarme.
—Joder Astrid, como cambia la bata. Estás increíble. – Me sonríe y noto que está un poco borracho ya.
—Hola Pablo, y gracias, pero estoy con mis amigos así que si no te importa. –Me giro pero me agarra del brazo e Isabel se tensa al lado mía para prepararse a lo que sea.
—Oh venga vamos, una copa conmigo Astrid, te lo pasarás bien. –Se acerca más a mí.
—No gracias, puedes alejarte e irte con tus amigos. –Veo a Isabel a punto de decir algo.
—¿Te está molestando Astrid?
Oh gracias Noel, nos ha salvado de que Isabel y yo creáramos una escena delante de todos. Está detrás de Pablo así que sólo levanto un poco mi cuello para verlo y veo que está muy cabreado. Y con ganas de matar a alguien y lo tiene justo delante suya dándole la espalda.
—No hay ningún problema, tranquilo, puedes irte. –Tiene el descaro de darle unas palmaditas en el pecho. Oh amigo, no sabes lo que has hecho.
—No me voy a ir hasta que tú te alejes de ella y te marches de este local.
—¿Y si no quiero?
—Pues te llevaré afuera y te daré una valiosa lección.
—Chaval tú no sabes quién soy yo.
—Y tú no sabes quién soy yo, así que cuidado conmigo porque te dejo sin cabeza en dos segundos como te atrevas a molestarla otra vez.
—Venga tío, no vale la pena. – Acaba de venir un amigo de Pablo y se lo está llevando de allí por lo que Isabel y yo volvemos a respirar.
—Gracias Noel, no sabíamos que iba a pasar esto. – Isabel le está dando las gracias porque yo no puedo. Nunca había visto a Noel así, da un poco de miedo. Tan grande y con esa mirada y la voz tan fría que ha utilizado para amenazarlo.
—De nada chicas. –Me mira algo preocupado. – ¿Quieres salir afuera a tomar el aire un rato?
—Vale.
Isabel me mira, pero le digo que estoy bien que ahora vuelvo y salgo con Noel afuera a la calle. Necesitaba un poco de aire.
—¿Ha pasado eso más veces? –Me pregunta directamente. – No, no me esperaba que se pusiera así. Siempre ha sido como nos viste en la bodega, pero nunca llegó como esta noche.
—Si vuelve a pasar, llámame, a cualquier hora, porque si te vuelve a tocar cumplo mi amenaza.
—Creo que se lo dejaste bien claro.
Estamos en el lateral del tabanco, en una esquina algo oscura. Noel me está mirando entre cabreado y preocupado y no sé qué atenerme. Estoy acostumbrada al Noel coqueto y gracioso. Veo que se acerca poco a mí y me coge la cara y se acerca.
—Si no hubiera llegado, no quiero pensar lo que hubiera hecho.
—Tranquilo, Isabel estaba preparada para atacar y había más gente que nos hubiera defendido.
—Sí lo sé, pero quiero estar ahí para ti. No me gusta fallar a las personas que son importantes para mí.
—¿Soy importante para ti? – Joder, esta noche voy de sorpresa en sorpresa.
—Sí. –Estamos frente con frente, mirándome intenso. –Lo eres.
Y me besa, duro, como si fuera lo último que fuera hacer en su vida. Como si fuera su último aliento. Y yo le dejo, porque este beso supera a mi sueño. Porque quiero darle una oportunidad. Y yo le devuelvo el beso, duro también.
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Añejo
RomansAstrid es una exitosa enóloga de una bodega prestigiosa en Jerez de la Frontera que conoce a su nuevo empleado, Noel un técnico en vitivinicultura. Noel quiere conocerla pero Astrid dice que no hasta cierta noche donde cambia todo.