Capítulo 41

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Después de que se duche Noel, lo llevo al hospital para que cuide a Aurora mientras su hermana descansa, pero al parecer también se queda por lo que, Noel, compartirá su cena con ella.

Aurora ha despertado un par de veces más, pero duró poco tiempo despierta, aunque Patricia aprovechó esos instantes para hablar con ella. Parece que está mejorando por lo que nuestras esperanzas están creciendo.

Yo me voy para mi casa, también necesito un descanso por lo que, en cuanto llego, me voy a la ducha. Necesito quitar el día de hoy, ha sido un buen día comparado con los demás, pero ha sido cansado por todas las emociones que ha habido.

Aparte de Aurora, también Noel está mejorando, está volviendo a ser él por lo que me hace muy feliz. Somos amigos, pero todavía lo sigo queriendo como algo más, aunque acepto nuestra relación de ahora. No necesitamos más en estos momentos que estamos viviendo.

Llamo a León cuando me tumbo en el sofá. Necesito hablar con él. Espero dos tonos cuando descuelga su móvil.

—Hola hermanita, ¿cómo están las cosas por ahí?

—Mejorando, Aurora ya se despierta y el médico tiene esperanzas de que se recupere para que viva un tiempo más.

—Me alegro, ¿y Noel?

—Está más feliz, por lo que me hace feliz también. Está volviendo a ser él.

—Por lo que eso significa, ¿volvéis a estar juntos?

—No, pero al menos ha pasado todo, se ha aclarado y volvemos a ser amigos por ahora.

—Bueno, no pierdas las esperanzas. Espero que con todo lo que ha pasado, se dé cuenta de lo que vales.

—Yo también lo espero. –Espera, ¿está informado de todo? Si yo no he hablado con él del asunto, sólo con Isabel. Oh.

—¿Sabes de todo el asunto con Rocío y la hermana de Noel?

—Eeeh, sí. –Vaya vaya.

—Sólo se lo he contado a Isabel.

—Y ella a mí, la llamé ayer para preguntar por ti porque no sabía cómo estarías y supuse que tú se lo ibas a contar la primera todo lo que pase. –Es una buena excusa, pero no me lo creo, últimamente estos dos andan muy juntos y el tono que está usando ahora es de que se lo está inventando todo sobre la marcha.

Seguro que estará mirando hacia abajo menos al teléfono como si fuera yo el aparato.

—¿Habláis mucho últimamente vosotros dos no?

—No, lo suficiente para ver como andas tú y tal. Nos hemos hecho amigos.

—Que bien, aunque puedes hablar conmigo, ¿lo sabes no?

—Si sí.

—Bueno hermanito, me voy a descansar un rato, luego llamaré a mamá para informarle de todo.

—De acuerdo, cuídate y descansa.

Colgamos y yo me quedo ahí tirada en el sofá, Al menos ha confirmado que se han hecho amigos, pero ¿qué tan amigos? Si fuera eso solo no estaría los dos nerviosos cada vez que saco el tema. Aquí hay gato encerrado y algún día llegaré al final del asunto.

Me pongo cómoda y enciendo la tele a ver que hay hasta que encuentro que están echando Aída. Lo dejo ahí, mientras disfruto las tonterías de Luisma y Barajas, me quedo dormida.

Son las once cuando me despierto. Vaya sí que he dormido, espero que no me cueste dormirme después porque mañana hay que ir al trabajo. No sé si llamar a mi madre, no quiero que se asuste, pero voy a intentarlo, sé que todavía no se ha acostado. Mis padres son de irse a dormir tarde, así que cojo el teléfono y llamo, solo he tenido que esperar tres tonos cuando mi madre habla.

AñejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora