Capítulo XV

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Contuve la respiración, mientras veía cada vez más cerca a Joseph de nuestra mesa.

Carajo, no sabía dónde esconderme, o meterme, sentía cada vez más seca la boca, y estaba super tensa.

—Buenas tardes, me llamo Joseph y soy el psicólogo y profesor de la señorita Lucía Brechg. Me temo que en estos momentos necesito hablar urgentemente con esta chica, así que se las robaré un momento—. Sin esperar a que alguien le respondiera me tomó del brazo de forma brusca y me llevó hacia la puerta de salida. Lo seguí sin rechistar, si creaba algún tipo de problema lo más probable es que Austin y Alex salieran en mi defensa, y Joseph no dudaría en hacerles daño a ambos.

Me soltó en cuanto llegamos al patio trasero de aquel restaurante, yo inmediatamente comenzé acariciar la parte en dónde Joseph me había agarrado con fuerza, porque dolía.

—¡Te dije! Maldita sea, odio que te toquen. ¡No me gusta que lo hagan!—. Lo fulminé con la mirada.

—¿Perdón? ¿Qué mierda te pasa? ¡Tú no eres na ... —Él se acercó a mí a una velocidad sorprendete y me estampó contra la pared, y colocó sus manos a los costados de mi cabeza.

Entrecerré mis ojos, el impacto me había dolido. Al abrirlos nuevamente me topé con los ojos de Joseph, y pude notar que su iris se hallaba roja.

Carajo. Carajo. No había duda alguna de que estaba molesto.

Se acercó a mi rostro dejando solo unos pocos centímetros entre nosotros. Yo giré mi rostro al tenerlo tan cerca de mí. Al instante sentí su aliento por mi cuello, y mis vellos se erizaron ante su cercanía.

—Nadie, absolutamente nadie ... debe acercarse tanto a ti, a menos que sea yo—. Susurró sobre mi cuello. Comenzé a sentir un pequeño cosquilleo en mi vientre, a la par que dirigía mis manos hacia su pecho, para tratar de empujarlo, pero fue en vano.

Sus labios ahora estaban sobre mi nuca, depositando pequeños besos. Entrecerré nuevamente mis ojos, mi respiración comenzaba a ser dificultosa. Sus brazos rodearon mi cintura, y me atrajeron más hacia él.

No me sentía nada mal, se podía decir que una parte de mí disfrutaba estar así, pero sabía perfectamente que no era para nada correcto. Sabía claramente que nada bueno saldría de esto.

—Joseph, basta—. Susurré. Él soltó un gruñido y comenzó a chupar una parte de mi cuello. Me dejé llevar por unos segundos, y al darme cuenta que eso dejaría marca, me removí entre sus brazos. —No. ¡Joseph!—.

—Quédate quieta—. Demandó con una voz ronca.

—Pero ... —Sus labios tomaron los míos de manera demandante. No sabía como reaccionar, mi cerebro estaba en blanco en esos momentos, hasta que mordió mi labio superior con cierta brusquedad. Abrí mi boca para emitir un pequeño quejido, pero al instante introdujo su lengua en mi cavidad bucal, su lengua rozaba la mía.

Comenzé una lucha interna, mi conciencia sabía que debía alejarme de él, que no era bueno para mí, que todo en él decía "peligro". Sin embargo, había una parte de mí, que no quería arruinar aquel momento, que quería seguir con aquel beso. Y esa parte ... esa pequeña parte, ganó la lucha.

Mis brazos rodearon su cuello atrayéndolo más hacia mí, intensificando de esa forma el beso. Mordí su lengua con cierta fuerza, y él soltó un pequeño gruñido. Me apretó con su cuerpo presionándome más contra la pared, e hizo que rodeara mis piernas en su cintura. Minutos después nos separamos por falta de aire.

Él inmediatamente dirigió sus labios hacia mi cuello nuevamente, y yo dejé caer mi cabeza hacia atrás, para darle más espacio. Al instante la imagen de Nathaly y él besándose, vino a mi mente.

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