El maldito sonido del despertador hizo que despertara. Cerré los ojos con fuerza y dirigí mi brazo hacia dónde debería estar el estante, y de inmediato recordé que no estaba en mi habitación. Mientras que mi cuerpo se conectaba con mi cerebro, sentí claramente el sabor amargo de mi boca y la cabeza me comenzó a zumbar.
—¿Por qué carajos tomé tanto anoche?—. Susurré mientras me sentaba sobre la cama, y abrí mis ojos. Al instante noté que Benjamin no se hallaba a mi lado, no le tomé importancia realmente, y comenzé a masajear con las yema de mis dedos mis cienes.
El despertador seguía haciendo su estúpido ruidíto, y solté una maldición por ello. Busqué con la mirada aquel despertador y este se hallaba a los pies del colchón, de inmediato me moví hacia aquel objeto, y lo apagué.
Por fin paz.
Cerré mis ojos y nuevamente me tiré sobre el colchón, los malestares generales me estaban matando, y el mejor remedio para mí, era seguir durmiendo, sin embargo me sentía muy incómoda.
Un suspiro frustrado escapó de mis labios, y sin importar nada más que mi comodidad, empezé a deshacerme del vestido que llevaba puesto, hasta que quedé solamente en ropa interior, me sentía mucho más libre, luego de ello empecé a enrrollarme en la frazada como una oruga, y me quedé completamente dormida.
(...)
Unas risas escandalosas se oían a lo lejos, traté de restarle importancia, quería seguir durmiendo. Las risas se oían cada vez más cerca, por ende el sonido aumentaba, y el tratar de seguir durmiendo, al parecer, no iba a dar resultado.
Abrí uno de mis ojos, y me dí cuenta que no se trataba de "varias risas" sino que era específicamente una persona que reía, y el sonido provenía de la sala.
Bostezé con una flojera tremenda, y me deshice de la sábana que me cubría, con los pies.
—Al parecer hoy será un día de mierda—. Susurré fijando mi vista en el centro del techo blanco.
De pronto la voz chillona de Nathaly llegó a mis oídos, y enarqué mis cejas de inmedito, ¿qué hacía esa chica en esta casa?
De inmediato la imagen de ella y Joseph tomando un vino en planes de "algo más que amigos" vino a mi mente, y una sensación extraña me recorrió el cuerpo, estaba molesta. El sueño se me fue por completo y me senté al ras de la cama, me puse de pie, y me acerqué hacia la puerta de la habitación con cautela; abrí un poco dicha puerta, y me asomé, quería saber de qué diablos hablaban.
—Ya te dije que no podré—. La voz de Joseph predominó en medio de la sala.
—Pero esto no será divertido sin ti Joseph—. El silencio se apoderó del lugar unos segundos. —No te estoy pidiendo algo difícil, ¿sabes lo importante que es esto para mí?—. Enarqué una de mis cejas, ¿de qué hablaban ese par?
—Sí, me imagino, pero sabes que ya no hago eso, lo siento Nathaly.
—No. No lo sientes, hay que ser sinceros. Desde que esa niña estúpida llegó a tu vida, has cambiado un montón. ¿Te gusta verdad? ¿Qué tiene ella que no tenga yo?—. Una pequeña sonrisa burlona se instaló en mis labios, y traté de agudizar más mi sentido auditivo para poder escuchar con claridad la respuesta de Joseph.
—Yo no tengo por qué estar respondiendo tus estúpidas preguntas, Nathaly.
—Te amo—. Mi mano se dirigió hacia mi boca ante la sorpresa de aquella declaración tan fuerte. —Me encantas mucho Joseph.
El silencio nuevamente se apoderó del lugar, y como yo no veía casi nada decidí abrir un poco más la puerta, ¿qué carajos estaba pasando? ¿Joseph también la quería?, la ansiedad estaba apoderándose de mí, ¿por qué no se escuchaba nada más? ¿se habían ido a otro lugar, o qué?
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La Maldición
VampireLucía Annie Brechg; una chica de diecisiete años, un tanto problemática, vulgar y ruda ... o eso aparenta ser. Con su familia fallecida en un accidente; Lucía tendrá que lidiar con su tía y su prima las cuales no pierden oportunidad de hacerle la v...