Capítulo XVIII

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Me moví a un lado, luego para el otro. Aún así no encontraba la posición adecuada para dormir. Aunque en el fondo sabía que no era mi "posición" la que no me dejaba dormir, sino todo lo que me había enterado en esa noche.

Solté un pequeño suspiro. Me giré nuevamente hacia un lado, y pude ver gracias a la luz de la luna el semblande sereno de Austin, este se hallaba durmiendo sobre un colchón inflable en el piso, a lado de la cama en donde yo estaba. Ahorita se veía tan tranquilo, pero hace unas horas anteriores nos había gritado horrible a Alexander y a mí.

Resulta que luego de nuestra pequeña "pelea", él me estuvo buscando por toda la casa, bueno, en realidad por toda la mansión, y al momento que entró al cuarto de Alexander, nos vió abrazados y prácticamente dió el grito al cielo. Sé que quiere cuidarme, y piensa que su hermano es un peligro para mí, porque hay que ser sinceros Alexander es el tipo de chico que se mete bajo las bragas de cualquier tipa. Peroooo, en este caso no es así. Yo veo a Alex como un amigo, y creo que él me ve de la misma forma.

Luego de gritonearnos me trajo al cuarto prácticamente a rastras, y yo no le pude explicar el por qué estuve abrazando a Alexander, ya que este me dijo claramente que nada de lo que me había contado debía decirle a Austin, puesto que él mismo debía contármelo cuando lo crea conveniente. Entonces gracias a ello, yo no sabía que exactamente decirle a Austin, el cuál se hallaba enojado conmigo.

Solté otro suspiro y cerré mis ojos para tratar de dormir.

(...)

El sonido de una alarma estresante, interrumpió mi hermoso sueño con Travis Maddox. Solté un pequeño gruñido y estiré mi mano para apagar ese estúpido aparato que según yo se encontraba en mi estante. Aún me encontraba con mis ojos cerrados, al no sentir el estúpido estante, mi mano cayó, y en vez de chocar con el piso, sentí bien claro que dí con una superficie blanda e irregular, seguí palmeando, pero no tan fuerte. A los segundos escuché una risa. Al instante saqué mi mano y abrí los ojos; resulta que había estado toqueteando la cara de Austin.

-¿No tienes clases hoy?-. Cuestionó con una sonrisa y yo solo asentí. Me había olvidado que me encontraba en la casa de los hermanos Miller y que estaba durmiendo en la habitación de Austin.

Ya decía yo, que la cama se sentía más cómoda de lo habitual. Me senté sobre la cama y solté un pequeño suspiro, no había duda; hoy va a ser un día caótico.

Me puse de pie, y tomé mi mochila que se hallaba sobre el piso en una de las esquinas, cuando estuve a punto de entrar al baño la voz de Austin llamó mi atención.

-Perdón por mi comportamiento de ayer. -Volteé a verlo, y él ya se hallaba de pie con la mirada en el piso apoyado en la puerta. Llevaba puesto un buso delgado que le quedaba suelto, y un polo que hacía resaltar todos sus músculos.

-No te preocupes. Es lindo que te preocupes por mí, pero ... tengo diecisiete años, no soy una niña pequeña a la cual debas proteger.

-Sí, lo sé. Solo que ... creo que es la costumbre, cuando eras pequeña yo era tu protector ¿recuerdas?-Sonreí inconscientemente. Lo recordaba claramente, siempre cuando algunos niños me fastidiaban Austin salía a mi defensa, y luego me llevaba a comer helados.

-Sí, lo recuerdo perfectamente. Y muchas gracias por todo lo que has hecho por mí, pero ahora estoy grande, y soy fuerte-. Levanté mi brazo libre e intente mostrar los músculos. Pero ¿a quién engañaba? Mis brazos parecían palitos.

No tardé en escuchar la risa de Austin, y yo le saqué la lengua, sabía perfectamente que se reía porque mis músculos no se notaban.

-Uy sí, pero vaya que tienes muchos músculos eh-. Dijo en un tono sarcástico, yo solté un risa y apoyé mi mano sobre mi cadera.

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