CAP12

117 7 0
                                        

Lo único que puedo decir es que el lugar estaba lleno de hombres, claro había mujeres pero hacían más cosas afeminadas ya sea correr, poner en esa pelota gigante o el salón de zumba que estaba al final.

Pague un mes para estar en este gimnasio, vi que había una área de pelea, sacos de boxeo, guantes cuando subas de nivel, pesas y demás *prácticamente era el paraíso* fui acercándome para un entrenador que estaba con un chico enseñándole técnicas de artes marciales, cuando llegue aclare mi garganta y pararon me vieron los dos y el chico sonrió arrogantemente.

-Un autógrafo horita no puedo preciosa-me dice guiñándome el ojo y siguiendo con los suyo hasta que oyó mi carcajada de zarigüeya aplastada *Que se cree este imbécil*

-Querido lo lamentó pero estoy con el entrenador no con el idiota-dije viendo al entrenador sonriente iba a decir algo el chico pero el entrenador puso su mano en su pecho y lo paro me hizo una seña con su cabeza que lo siguiera y así fue lo seguí a su oficina que es entrando al lugar donde entrena a los demás  boxeo, alado de la secretaria que tiene esta su oficina.

Entramos me ofreció sentarme y me senté enfrente de él que nos aparta su escritorio, tiene muchas medallas colgadas, trofeos, fotos y demás es un lugar pequeño con mala ventilación.

-¿Qué te hace venir acá e insultar a unos de los mejores que entreno?-me dijo cruzándose de brazos y mirándome detenidamente, no le mostré miedo y con la mejor paciencia del mundo.

-Mire vine acá a entrenarme como se debe, eh estado en muchos lugares y siempre eh dado buenos resultados y no por encontrarme a un niñito arrogante perderé mi tiempo-dije mirándola seria sin ningún rastro de risa, levanto la ceja.

-Lo lamentó pero no entrenamos chicas, siempre me muestran malos resultados y me hace perder mi tiempo y no creo que tú seas la excepción-dijo encogiéndose de hombros no dándole importancia, me levante y con mis puños cerrados golpee su escritorio haciendo que se cayera su lapicera, lo mire con rabia y escupiendo las palabras.

-Le daré una paliza-dije con seca sin mostrar ningún rasgo de paciencia- Las mujeres tenemos derechos aun deporte sea el que sea no por que tengamos tetas y culo no significa que somos inservibles y usted bien sabe que una mujer lo educo y lo enseño  a su manera y por una mujer es alguien en la vida-dije sonriéndole falsamente mientras me acercaba a la puerta, ya estaba por irme…

-¡Oiga espere!-dijo levantándose y yendo junto a mi lado, cuando llego me dio los guantes-Vamos a ver cuánto potencial tiene y demuestre que las mujeres son buenas para el boxeo.

-Boxeo no entrenador, kickboxing-dijo con una sonrisa de lado, él carcajeo y me miro vio que no decía mentiras hasta que cambió su expresión, salimos de su oficina y pensó un rato mirando por todas partes.

-Para poder competir primero necesitas calentar así que empecemos con cien lagartijas-me dijo apuntándome el suelo, bufe con cara de “eso es todo lo que tiene”, las hice mientras veía que el profesor me echaba miraditas para donde estaba yo, los demás chicos que estaban me miraban como si estuviera loca o que no iba a durar mucho aquí, tome mi tiempo para hacer la cien lagartijas terminando me levante y vi al entrenador acercase a mí, le sonríe y él me mira.

-Esto apenas comienza-dijo-¡Ciento veinte vueltas a la cancha, sesenta corriendo y las otra sesenta frotando!-grito en mi cara apuntando afuera del gimnasio, lo mire y luego la ventana que daba afuera del gimnasio.

-Sabía que no durarías-dijo mirándome decepcionado, alce las cejas

-Are lo que dijo iré afuera-dije viéndolo él se sorprendió le hice un saludo militar y me fui a correr y frotar.

Después de soportar todo su entrenamiento forzado, ya estaba peor que una gallina en la freidora, estaba muy agotada pero satisfecha  de poder aguantar todo ese calentamiento pero todavía falta algo.

-Bueno querida ya vi que tienes las agachas para aguantar mis entrenamientos pero quiero ver si sabes pelear de verdad-dijo mientras me ponía mis guantes que había traído, el entrenador apunto aun chico y con su mano le hizo que viniera para acá, era el mismo niñito arrogante, el entrenador le paso unos cojines para  poder golpearlos que están sujetados a sus manos y dos en sus muslos, nos metimos al cuadrilátero.

-Patada derecha, golpee izquierda-dijo el entrenador mirándome y mis golpees, daba lo mejor de mí y mi concentración era de cien por ciento en esto.

-Patada izquierda, golpee derecho-dijo otra vez, sus órdenes todas fueran dictadas y ellas por mí a su manera perfecta que iban, así fue sucesivamente sus órdenes, intentaba confundirme pero en ninguna me equivoque solo sí que a veces golpeaba a mi contrincante más arriba del cojín y sus caras fueran para mi gusto satisfactorias. Terminándose todas las maniobras y mi fuerza se iba disminuyendo de cansancio el entrenador por fin me dejo en paz.

Me estaba quitando los guantes y guardándolos en mi mochila junto con todas mis cosas, me estaba despidiendo de la secretaria.

-¡Usted!- me dijo el entrenador mirándome fijamente y apuntándome-¡Tiene el descaro de venir acá y enseñarme una gran lección y largarse como si nada!

-Usted dijo que chicas no enseña así que yo no soy bienvenida a este lugar-dije yéndome del salón de boxeo y dirigiéndome a la salida, escuchaba pisadas rápidas acercándose.

-Lo sé y lamento incondicionalmente haberme portado así, nunca debí juzgar a la raza femenina, con mis más grandes disculpas hacia usted, pero quiero decirle que es la primera chica que me sabe impresionar en lo mucho que llevo en este lugar trabajando y ensenando así que me sentiría digno y orgulloso de enseñarle a usted y a demás mujeres sobre boxeo o ya sea kickboxing, ¿Me daría el honor de enseñarle?-me dijo mirándome apenado pero con orgullo en su mirada, lo dude pero no iba a desperdiciar más mi tiempo necesito estar bien entrenada para los desafíos que se me presentes y por sus medallas y fotos ah enseñado a los mejores y eso evita decirle que  no.

-Está bien-dije rendida soltando el aire que había retenido, el entrenador me sonríe y luego cambia su mirada a firme.

-La veré mañana a la hora que pueda pero venga, que esta oportunidad es única-dijo mirándome, asentí y después de eso se fue de nuevo al gimnasio mientras yo me quedaba en la calle, empecé a caminar dirigiéndome al departamento.

Llegando al departamento  me encontré aun Matthew durmiendo en mi puerta.

***************************************

Este capítulo solo trato del kickboxing el próximo capítulo tratara sobre la fogata de grupo y las mensadas de Mindy y Matthew ahsjhjdas en fin…

Si les gusta voten y comenten que les parece la historia, compártanla si les gusta con sus amigos, amigas, abuelas, abuelos, travestís, strippers, animales, anímalas y niñas rencorosas, nos vemos mañana o pasado mañana dependa de los maestros y sus tareas u.u.

Gracias a todos los que leen, ¡los quiero! Adiós.

¿Por qué yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora