15.

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Narra T/N

Mañana empiezan las clases.

Buscaré a Izuku porque, aunque sea un poco llorica, me cae bien.

Estoy en mi habitación. Todavía no he terminado de sacar las cosas de las cajas.

Entonces encuentro una que me llama la atención.

"RECUERDOS" pone en rojo, al lado de una pegatina en la que se puede leer, "personal, no abrir".

La caja es mía, así que la abro, rompiendo la cinta que la había mantenido sellada.

Me encuentro con varias cosas que me hacen volver al ayer como si fuese hoy.

Una bolsa con globitos, para llenarlos de agua.
Una pistola de agua.
Un cojín mullidito, que una vez me sirvió de arma de defensa personal.
Algunas piedras.
Flores marchitas.
Y una tiara de princesa, que solía ponerme todos los días.

No debí abrir la caja.

La dejo arriba del armario, para no volver a verla más.

La cabeza me da vueltas. No me gusta recordar el pasado.
Y volver a vivir en esta ciudad ya me da demasiados recuerdos.

Debajo de la ventana de mi habitación se encuentra el escritorio.

Me siento y empiezo a dibujar, con la música puesta y la ventana abierta.

Miro al frente y veo la ventana de uno de mis vecinos.

Algo me molesta, así que subo muy poco la música.

Entonces, alguien sube la persiana en la habitación de en frente.

Mi vecino gruñón como un perro asoma su cabeza.
Resulta que el también tiene el escritorio debajo de la ventana, y estaba estudiando o algo.

- Baja la música, estúpida - me grita.

A mí nadie me insulta.

Subo la música al máximo.
Sí antes era poco probable que molestase a ningún vecino, salvo al tonto este; ahora bien podrían salir todos a protestar.

- ¿Qué dices? No oigo tus berridos gracias a esta gran canción - le grito desde mi lado.

Él sigue gritando. Hago como si nada.

Entonces, en un arrebato de ira, el muy loco se sube a la mesa y, aprovechando que la distancia entre nuestras ventanas es casi inexistente, intenta meterse en mi habitación.

Cuando pone una mano en mi mesa, dispuesto a lanzarse, le dedico una última sonrisa.

- Eso es allanamiento de morada - le suelto, antes de bajar la persiana.

Oigo como dice varios insultos, porque esta le ha caído en la mano.

Intenta volverse a su habitación, pero por lo que escucho, porque he bajado la música, se resbala y cae por la estrecha franja entre las dos casas.
No le puede haber dolido mucho, ya que desde las ventanas hasta abajo no hay ni dos metros.

Subo la persiana y lo miro desde arriba, triunfal.

- TE VOY A MATAR BRUJA - me grita desde el suelo.

Sigue diciendo unas cuantas sandeces más, pero yo ya no le escucho, porque he vuelto a subir la música a un nivel que no moleste a nadie.

Bueno, a nadie menos a ese loco del infierno.

Destinos Entrecruzados (Bakugo Katsuki y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora