Destinos Entrecruzados (Bakugo Katsuki y tu)

5.

Narra Katsuki

Y como soy el mejor, inventé el mejor plan de todos.

Cuando se lo conté a los incapaces de mis amigos, me dijeron que no funcionaría.

Me subestimaron los muy malditos.

Y aquel día, sólo de nuevo, esperé escondido con un disfraz de arbusto a que todas se fueran.

Quería que la niñata saliera para seguirla a su casa. Entonces, podría atraparla con más facilidad.

Esperé.

Y esperé.

Todas se fueron, pero ella no.

Decidí subir a la cabaña.

Era muy de noche, de seguro mi madre me castigaría. Pero me dio igual.

Aún así, subí.

Y ella estaba en una especie de cama, hecha de cojines y mantas. Patético.

No entendía.

La até de manos y pies y la desperté.

Enseguida abrió los ojos.

Y me miró horrorizada.
Estaba claro que escondía algo.

- ¿Qué haces aquí, Bakacchan? - me dijo.

- Ahora tú eres mi prisionera, las preguntas las hago yo.

Ella solo se quedó callada y me miró mal.
Con odio.
Yo seguí hablando.

- ¿Cómo te llamas?

- Tachibana _______.

- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no te has ido a casa?

Me miró como con nerviosismo. Se negaba a hablar.

- Responde - ordené.

Al final, conseguí que hablara, porque comprendió que no tenía opción.
Pero me costó horrores, porque la muy idiota no estaba dispuesta a decir palabra alguna.

- No tengo otro lugar al que ir.