38.

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Narra T/N

En el momento en el que digo rubia, el perro este se enfada.

- ¿Ah? ¿Cómo que rubia?

- No querías oír tus motes, ahí tienes uno.

Entonces me tira de la mano por lo que caigo contra su pecho.

Su otra mano la coloca en mi cintura.

- ¿Q-qué haces? - le digo.

- Cállate fea, nos está mirando.

Miro al profesor extraño y efectivamente, este tiene sus ojos en nosotros.

Me acerco un poco más a Katsuki y empezamos a movernos, como si estuvieramos bailando.

- ¡Relájate estúpida!

- ¿Perdona?

- Que estás tiesa como un puto palo.

Me enfado, porque de alguna forma este imbécil me cabrea.

Y antes de que pueda hacer nada, le pego un pisotón en el pie.

Se separa de mi y empieza a cogerse el pie.

- ¡Maldita!

- ¡Ups!

- ¡Muérete! ¡¡TE VOY A MATAR!!

Empiezo a correr, porque él, que se ha vuelto loco, empieza a perseguirme.

Pasamos alrededor de las parejas.

Yo intento esquivarlas, pero él tira a todos al suelo.

Y entonces me resbalo y empiezo a caer hacia atrás.

- Mierda - susurro.

Me caigo en su pecho, de nuevo.

Y antes de que me sea posible escapar, me atrapa entre sus brazos en un abrazo mortal.

- ¿A dónde te crees que vas?

Y entonces llega el profesor con una mala leche que supera a la de la rubia esta.

- ¡Me estáis destrozando la clase maleducados! - nos chilla - ¡Subid ahora mismo a vuestra aula si no queréis que os ponga una sanción!
A partir de ahora me encargaré de que siempre, y digo SIEMPRE, vayáis juntos, así aprenderéis a toleraros.

Nos manda al vestuario y nos cierra la puerta en las narices.

Él entra al masculino y yo al femenino.

Veo a mi alrededor.

No hay nada.

Los demás están en el pabellón. Puedo oír sus risas.

Resoplo, porque esta gente me molesta.

Empiezo a sentir el estrés.

Mi respiración se vuelve jadeante y el pulso se me acelera.

Putos mareos.

¿Por qué ahora los tengo tan seguidos?

Alguien llama a la puerta.

- Date prisa loca.

No se ni porqué, pero al instante me relajo.

Me termino de vestir y salgo al pasillo, y le veo ahí esperándome.

¿Cómo narices me puede relajar una persona que se pasa el día gritándome?

Él empieza a caminar en dirección a clase.

Quiero ir, pero mis piernas no responden.

Se gira y vuelve.
Me agarra del brazo.

- ¿A qué esperas idiota?

Entonces me llega un recuerdo a la mente.

Cuando me desmayé, lo último que oí fueron tres palabras: Te tengo estúpida.

De la nada siento como mi cara empieza a enrojecer.

Me suelto bruscamente, y él se me queda mirando como si fuera un bicho raro.

- ¿Ahora qué pasa?

- Emm, yo... Yo me dejé algo en el vestuario.

- ¿Ah? Idiota, nos harás perder el tiempo.

- N-no hay por qué, puedes irte.

Y dicho esto me vuelvo a meter a los vestuarios.

Espero a que pase un tiempo.

Abro lentamente la puerta y salgo.

Y allí está él, esperándome.

- Idiota, te tardaste mucho.

- ¿Qué haces aquí? Te dije que te fueras.

- Calla, yo hago lo que quiero, no me questiones. Vamos.

Está vez no me agarra el brazo.

Pero le sigo.

Llegamos a clase y nos sentamos en nuestros pupitres.

Me giro.

Él me mira fijamente.

¿QUÉ NARICES ME ESTÁ PASANDO?

Destinos Entrecruzados (Bakugo Katsuki y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora