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Narra T/N

El profesor va de pareja en pareja explicando lo que deben hacer. Estoy en una esquina con Katsuki esperando a que nos toque el turno.

- ESTO ES UNA MALDITA PÉRDIDA DE TIEMPO - me dice.

- Me siento como en el mercado, que hay que pillar turno.

Se me queda mirando, con el ceño fruncido.

- ¿Y por qué tengo que ir contigo? 

- Eso me lo pregunto yo, al fin y al cabo tú nos has metido en esta situación.

- Como si fueses a elegir al enano ese en vez de a mí. Además, a saber lo que te intentaría hacer. 

- Que majo que eres, ¿te preocupas por mí? - y le dirijo una mirada llena de inocencia.

- Me preocupo por mí, estúpida. ¿A quién le podrías importar tú?

Me quedo quieta. Se ha pasado. Se ha pasado y lo sabe. El muy capullo lo sabe. 

- Quizás no le importo a mucha gente, pero sí a la suficiente, que es la que me importa a mí. Me quieren las personas que yo decido que me quieran, porque también elijo quererlas. En cambio a ti no te imagino queriendo a nadie - le respondo.

Se acerca a mí de forma amenazadora. Estamos cara a cara.

- Cállate, tú no sabes nada de mí.

- Y tú de mí todavía menos.

Entonces llega el profesor.

- ¡Maravilloso! La postura en la que estáis es sencillamente maravillosa. 

Me doy cuenta de que estamos con los rostros muy cerca. Una parte de su cuerpo se inclina hacia delante mientras que la otra mantiene la postura. Y yo estoy en la misma posición. Una postura bastante elegante vista de lejos. Pero de cerca, cualquiera sabría que, si el profesor no hubiera intervenido, ya nos estaríamos pegando. 

- Bueno - dice el bailarín, llamando nuestra atención - ahora tocan ejercicios de confianza.

Destinos Entrecruzados (Bakugo Katsuki y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora