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Narra Todoroki

Recibo una llamada de Akiyama-san, y la cojo al instante.
Nada más escuchar el apodo de Bakugo, ha salido corriendo por la puerta. Y sujetandose la cabeza.
Esto no me gusta.

- To.. Todoro...ki - la escucho decir, y sin preguntar salgo por la puerta para buscarla.

La oigo respirar con dificultad, y no puedo dejar de pensar en el día que se desmayó. Algo le pasa, y no quiere verlo.

- ¿Dónde estás? - digo con la voz más alterada de lo normal. No puedo dejar que le pase nada. No puedo.

- Y.. Yo.. Todoroki...

- ¡DIME DÓNDE ESTÁS!

- Co...conser..conserje...

Después de decir eso, oigo un ruido, como si le hubieran dado un golpe al móvil.
Corro hacia la sala del conserje.
Entonces, escucho a Katsuki gritar detrás mía.

Por primera vez, no parece enfadado, sino asustado. No sé qué pensar.

Lo agarro de la camiseta.
Este comportamiento no es propio de mi, pero si Akiyama-san quisiera verle a él, le habría llamado.

- No - le digo.

- ¿¡CÓMO QUE NO!? ¡DIME DÓNDE ESTÁ, JODER!

- No sé qué pasa entre vosotros - digo lentamente - Pero esto ha pasado al escuchar tu apodo, no voy a dejar que la veas.

- ¡¿Y QUÉ VAS HA HACER TÚ, BASTARDO?! ¡NO ME IMPEDIRÁS VERLA!

- Lo siento...

Dicho esto, lo empujo a una clase vacía y cierro fuerte la puerta. Para que no pueda salir pongo una especie de traba bloqueando la salida. Oigo como da golpes y grita, pero no pierdo el tiempo y salgo corriendo a la sala del conserje.

Por fin llego, pero el pestillo está hechado, y no puedo abrir la puerta.
Oigo los sonidos de dolor que emite Akiyama, y el corazón por algún extraño motivo me duele.

Con todas mis fuerzas, pateo la puerta y esta se abre. Lo que veo me deja en shock.

Akiyama está tumbada en el suelo a horcajadas. Se sujeta la cabeza como si le fuera a explotar, grita sin que su voz salga, debido al esfuerzo de soportar el dolor.
Y lo peor, le sale sangre de la nariz.

Me ve y llora desconsolada.

- A.. Ayúda... Me...

La cojo en brazos y me doy cuenta de que pesa como una pluma. Nunca había sentido que otro ser humano pudiera llegar a ser tan frágil. Parece a punto de romperse. O quizás ya está rota.

Como puedo saco el móvil y llamo al número de emergencias.

La miro, e intento calmarla.

- Shh, tranquila, tranquila, todo va a ir bien, todo va a ir bien. Vas a estar bien.

Ella llora, y yo intento quitarle la sangre de la cara, para parar la hemorragia. Se me mancha todo el uniforme, pero es lo de menos. Corro con ella en brazos hasta la salida.

No para de murmurar que no quiere ir al médico, pero esto a llegado demasiado lejos. Lo que le está pasando no es normal.

Por fin, oigo la sirena, y ella llora con más fuerza. Nunca me había sentido tan agobiado.

Llegan varios especialistas y la suben a una camilla. Ella se retuerce, por lo que la atan para que no se caiga.

La suben al vehículo.

Un hombre alto con mascarilla y bata se me acerca.

- Perdona, supongo que tú debes de ser Todoroki, ¿no?

- Sí, soy yo.

- Nos gustaría que vinieras, si no es molestia. Tu presencia debería calmarla.

Asiento y subo de un salto.
La veo con una especie de máscara para que pueda respirar. Me mira, y me siento culpable por un momento, aunque sé que es lo mejor.

Entonces ella me tiende una mano, y yo se la sujeto con fuerza.

Se siente como si en cualquier momento se fuera a desvanecer.

Y tengo miedo.

Cierran las puertas y el auto se pone en marcha.
Solo espero que todo salga bien

Destinos Entrecruzados (Bakugo Katsuki y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora