Su perfume inunda mi olfato y tengo que reconocer que su olor es simplemente hipnotizante. Tal y como lo es él para mí. Es un chico que solo con verlo es cautivador, es sexy, es atractivo de una forma indescriptible. No sé como explicar esto, solo puedo decir que su presencia me pone nerviosa.
Ambos caminamos uno al lado del otro si decir nada, pero puedo notar a la perfección su vista clavada en mi y eso me hace sonreír. Saber que he llamado su atención es muy distinto a lo que siempre me ha causado la atención de los demás hombres. No es lo mismo y nunca lo será.
-No has dicho nada, estás muy callada- tiene una voz sexy y ronca. Una voz que me gustaría escuchar por teléfono después de tener un mal día.
-Simplemente es raro estar aquí. Contigo.
-¿Tan raro es que un chico te invite a salir? Porque estoy seguro que no soy el primero en pedírtelo- asegura sin dejar de observarme.
-No, no es eso. Es que no suelo tener tiempo para conocer a nadie. Simplemente eso- miento una vez más. De eso se trata mi vida, de mentir. Miento y miento y miento.
-Yo tampoco tengo tanto, pero si es para conocerte a ti, créeme que lo saco de donde haga falta- su voz denota una increíble sinceridad, y es justamente lo que necesito en mi vida. Alguien que me recuerde que la mentira es algo malo, que ser sincero es el camino adecuado.
Le miro y sonrío porque sé que lo dice de verdad. Y lo peor es que yo también quiero volver a verlo a pesar de que no voy hacerlo. No voy a mandar todo a la mierda por un chico que acabo de conocer. Es un chico guapo, precioso y hermoso, pero es solamente eso. Nada más.
-Me siento alagada- digo de una forma totalmente diferente a cómo suelo decírselo a los demás chicos.
-No creas que soy así siempre, no sé qué me pasa contigo- su declaración me deja muda por un segundo porque es exactamente lo mismo que me pasa a mí.
-Te entiendo, créeme que lo hago- confieso sin dejar de mirarlo. Hay una conexión entre nosotros que se ve incluso a kilómetros de distancia.
De golpe señala una heladería y sé de sobra que no debo ir. No me puedo permitir el lujo de comerme un helado. ¿No puedo, pero qué explicación le doy? No, es que no quiero engordar. Cuando la realidad es que mi cuerpo me importa, lo cuido, pero si fuera por mi no me privaría de nada de lo que realmente me gusta.
- ¿Vamos a por un helado? Te invito yo- está sonriendo y se me hace imposible decirle que no a esa sonrisa. Es algo superior a mí- si es una cita no puedes negarte a que te compre un helado.
-De acuerdo, vamos- pero por dentro estoy pensado en la que me espera. Un helado significa un sacrificio, pero estoy dispuesta hacerlo.
-Estupendo, tengo hambre y voy a comprarme el helado más grande que haya en la tienda.
Me río tras su confesión porque está pensando en hacer todo lo contrarío a mí, aunque por dentro deseo hacer lo mismo. Hace que no me como un helado.... No puedo ni recordar cuando fue. Y no es que me importe desafiar la reglas, pero es que mañana me peso y allí se reflejará la verdad. No hay forma de esconderlo, bueno si hay, pero no voy hacerlo. La bulimia es algo que claramente no va conmigo.
-Yo me conformo con uno pequeño, te dejo el grande para ti- finjo como si realmente no tuviera hambre. Cuando la realidad está muy lejos de eso.
- ¿Segura? Porque luego no quiero que te quedes con hambre y me pidas del mío, que yo no comparto- bromea de esa forma tan divertida que hace que cualquier cosa que diga o haga me parezca graciosa. Al o mejor es simplemente por que se trata de él, no hay más secreto.
ESTÁS LEYENDO
SEXYS DIAMANTES { #1 Triología Diamantes }
Teen FictionMía, Chloe y Roxy son tres de las chicas más bonitas nunca antes vistas. Mía es rubia, baja, de ojos color miel. A sus dieciocho años de edad ya ha vivido mucho más de lo que realmente le gustaría. Cuando su padre empieza a padecer de una enfermedad...