Peino mi pelo mirándome en el espejo y sonrío para practicar, como tantas veces he llegado hacer. No es que quiera ir a comer con Matías, pero debo hacerlo, no es lo mismo querer que deber, dos verbos que, aunque nos gustaría miles de veces que fueran juntos, la mayoría de las veces no lo están y crean una lucha interna con nosotros mismos: lo que quiere tu corazón, o lo que tu cabeza sabe que debe hacer.
-Si sigues mirándote al espejo vas a desgastarte rubia.
-No soy tu Roxy- le saco la lengua en señal de broma y pasa por mi lado para entrar a la ducha mientras sigo peinándome.
-Por cierto, ¿dónde vas tan guapa?, ¿algún pobre iluso?
Asiento con la cabeza, pero luego noto que no me ve porque ya ha entrado a la ducha y la cortina la separa de mi vista.
-Matías, él de siempre.
-Matías, alias el buenorro, está para tomar pan y mojar en él. Que tío, es un papasito.
-Ojalá te hubiera tocado a ti- escucho su risa al otro lado- es en serio, es un machista y no me gustan nada sus comentarios.
-Uff mal entonces, después de eso su encanto ha bajado de un 95 a un 55, los machistas no van conmigo, suficiente he tenido en mi vida, gracias.
-Pero bien que te lo seguirías tirando.
-Evidentemente, soy libre y si me gusta, me tiro al chico que quiera, y nadie tiene porque juzgarme- su mente es un libro abierto del que debería de coger un poco de apuntes.
Aplico brillo labial y echo colonia en mi cuello antes de guiñarme un ojo a mí misma dándome fuerzas. A veces quiero dejar todo y mandarlo a la mierda, luego veo el dinero y aunque suene superficial, mis dudas se van.
-Me voy Roxy, nos vemos luego, no como aquí.
-Perfecto, suerte con tu machista, mente retrasada- noto como finge vomitar tras sus palabras y salgo riéndome dispuesta a irme ya a la cita.
Faltan diez minutos para que venga y no quiero hacerle esperar. Una de las principales normas, es que siempre hay que tenerlos contentos, y creedme, eso no suele ser fácil.
***
Me mira de arriba abajo a pesar de que ya llevamos más de media hora juntos y su mirada sigue sin gustarme ni un poco. No es delicado o dulce, es pasional y descarado, una mezcla que no va conmigo. Siempre me han dicho que soy empalagosa y que a este paso iba a ser virgen hasta el matrimonio.
Que se vayan todos a la mierda, incluido Matías. Mi virginidad, mi cuerpo, mis normas.
-No puedes ser más sexy, porque es imposible- sonríe de esa forma que pretende ser dulce pero está lejos de serlo.
Supongo que el hecho de que vayamos cogiendo confianza, hace que cada vez sea menos dulce y más descarado. Pensaba que no sería del todo malo, pero tampoco me gusta mucho su rollo. He estado con peores, pero también con mejores.
-Gracias, me alegra que pienses así.
-Contigo no puedo pensar en nada más que no sea mirarte.
Me encantaría ese comentario si no fuera porque su mirada no está justamente en mis ojos diciéndome eso de forma adorable. Mira mis pechos e incluso se relame los labios. Que ganas tengo de quitarle todo su puto dinero y ver su cara de idiota. Va a encantarme.
-Adoro que me mires.
Sonríe y sujeta mi mano antes de llevársela a los labios y besarla. Es algo que hace mucho, y es contradictorio a muchas cosas de él. A veces se comporta bien, otras mal, otras machista, de verdad, que confusión.
ESTÁS LEYENDO
SEXYS DIAMANTES { #1 Triología Diamantes }
Fiksi RemajaMía, Chloe y Roxy son tres de las chicas más bonitas nunca antes vistas. Mía es rubia, baja, de ojos color miel. A sus dieciocho años de edad ya ha vivido mucho más de lo que realmente le gustaría. Cuando su padre empieza a padecer de una enfermedad...