II

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Ha pasado ya una semana desde que compartí tiempo con mi madre y mi padre pues prácticamente se fueron al día siguiente y a pesar de que sí hablé con mi madre y compartí tiempo con ella sigo sintiéndome incompleto porque mi padre no estuvo consciente para hablar conmigo ni un sólo momento.

Sin embargo, ahora está llamándome pero no puedo contestar porque estoy en clase de física y el profesor no me dejará salir lo cuál me frustra, pero al menos en 15 minutos sonará la campana para la hora del almuerzo.

El punto está en si mi padre volverá a llamar en 15 minutos.

Son los 15 minutos más largos de mi vida pero cuando por fin acaba la clase Branden y yo somos los últimos en salir ya que recojo mis cosas increíblemente lento y él siempre me espera para salir juntos.

Cuando salimos del salón nos dirigimos a la cafetería de la escuela en donde nos encontramos con un panorama bastante comprometedor y para nada agradable.

Es Matthew besando a Ethan en el medio de la cafetería.

La rigidez del cuerpo de Ethan me hace entender que no quiere que Matthew lo bese pero la forma en la que Matthew lo sostiene por la quijada es tan fuerte que es evidente que Ethan no puede escapar, es casi como si estuviera abusando de él.

-¡No!. ¡Claro que no!- grito, porque si hay algo que no soporto en la vida es que alguien sea abusivo.

Es un tema que me toca profundamente desde la muerte de Julieta. Y de solo pensarlo mi estómago se revuelve y mi visión se torna negra.

El estado de shock en el que me encuentro es tan profundo que no alcanzo a tomar a Branden por el brazo para impedir que corra hacia Matthew y se le lance encima.

Veo cómo se abalanza sobre él y lo tumba al suelo mientras Ethan y Sarah intercambian una mirada. Es obvio que Ethan no sabe cómo reaccionar así que soy yo el que decide ir tras ellos y separarlos una vez más mientras Ethan toca la cara de Branden y hace la típica escena de: "mírame, Branden mírame" yo me agacho a un costado de Matthew e intento buscar sus ojos para mirarlo, pero él sólo está ahí susurrando "lo perdí, lo perdí." Y solo puedo pensar una cosa:

Patético.

La ira toma lo mejor de mí y sólo puedo permitirme darle una cachetada.

Matthew reacciona y me mira a los ojos casi como si me debiera una disculpa y yo por evitar golpearlo una vez más decido salir de la cafetería.

No sé hacia dónde me dirijo específicamente pero sé que quiero irme lejos de la situación. Cuando llego a la cancha de Lacrosse suelto un suspiro que había sostenido desde que salí de la cafetería sin darme cuenta y de repente veo a Matthew junto a mí secando sus lágrimas.

-Es muy díficil, ¿Sabes?- dice. -lo perdí por ser un cobarde, y ahora está con tu mejor amigo y no creo que pueda recuperarlo-

-En definitiva eres un cobarde.- es lo único que puedo responder

-Eso no me hace sentir mejor, ¿Sabes?-

-Mi intención no es hacerte sentir mejor.- respondo.

Matthew calla. Y luego compartimos unos minutos de silencio hasta que dice

-Soy un desastre.-

Rompe en llanto nuevamente.

-Y no lo digo sólo por él. Lo digo por mí. Ya no tengo esperanza-

Eso capta mi atención y entonces giro a mirarlo. Es la primera vez que lo veo a los ojos y no percibo maldad en ellos.

-Qué lástima.- respondo secamente.

-¿Por qué?-

-Porque no tienes los ojos de una persona desesperanzada.-

-¿Y tú cómo sabes?- pregunta.

-Porque yo sé lo que es la desesperanza.- Respondo. Y es cierto. Yo reconozco los ojos de la desesperanza. Los veo cada que veo a mi padre.

Matthew ríe.

-No te creo.- dice.

-No me importa.-

-¿qué sabes tú de la desesperanza?, tienes una vida perfecta.-

-¿Y qué sabes tú de mí?- le digo mirándolo a los ojos con un tono desafiante.

-Que tienes todo lo que quieres.- responde muy seguro de sí mismo.

-Pero no todo lo que necesito.-

-Eso suena engreído, eres un desagradecido. Nunca has tenido que llenar tus manos de grasa y tu frente de sudor para llevarle algo de comer a tu madre y a tu hermano, ¿o sí?- dice furioso. -Nunca has tenido que pagar tu propia educación y la de tu hermano, ¿O sí?- sigue. Dando un paso más cerca de mí -Nunca has perdido a alguien a quien amas ¿O sí?-

Se equivoca.

De repente siento una lágrima caer por mi mejilla y no hago otra cosa que tragar saliva.

Da un último paso hacia mí y estamos enfrentándonos cara a cara. Su cara de furia cambia a una compasiva cuando ve una lágrima caer en mi camiseta.

-oye no, disculpame.- dice. Limpiando mi cara con su mano.

-Disculpate a tí mismo, levanta la frente y recupérate. En vez de ir por la vida llorando como un bebé y dando lástima por ahí.-

Matthew mira al suelo.

Es evidente que lo que le digo le afecta, y si le afecta es porque él sabe que es consciente de que está fallando y está teniendo una actitud para nada acertada.

-Es que no sé cómo hacerlo.- dice aún mirando al suelo.

-No se supone que lo sepas, de eso se trata el proceso, lo vas descubriendo con el tiempo.-

-¿Y si fallo?- pregunta levantando la cabeza para mirarme a la cara.

-Seguirás siendo patético. ¿Es eso lo que quieres?- pregunto

-No.-

-Entonces debes esforzarte.-

Honestamente pienso que soy muy duro con él, pero la verdad no conozco otra manera de hacer las cosas. Las situaciones a mi alrededor han hecho que me endurezca y no me quejo, pues el tiempo me ha enseñado que la vida es una perra caprichosa malnacida y a veces así es como nos trata.

-¿Me ayudarías?- pregunta.

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