#EROTICA.

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En un principio Matthew se sorprende al verme entrar con él a la ducha pero luego de unos segundos simplemente me sonríe pícaramente haciéndome ver que sabe lo que quiero y que está dispuesto a dármelo.

Me da espacio dentro de la ducha y de paso cierro las cubiertas de cristal tras de mí.

Matthew se agazapa contra un rincón mientras yo aprovecho el espacio para mojar todo mi cuerpo bajo su escrutiniante mirada observando cada uno de mis movimientos como si fueran parte de una coreografía muy interesante de ballet.

Cuando me percato de la intensidad de su mirada empiezo a tocar cada centímetro de mi cuerpo mojado, abriendo la boca de vez en cuando mientras mis dedos se introducen en mi cabello y mis ojos no se apartan de los suyos generando un efecto notorio en su cuerpo.

Matthew humedece sus labios con su propia lengua varias veces hasta que ya no soporta más y decide abalanzarse sobre mí y atraparme contra la pared con la corriente de agua aún cayendo sobre nosotros. Atrapando mis labios y haciéndolos suyos. Dejando besos en mi cara hasta llegar a lamer y morder el lóbulo de mi oreja haciendo que un gemido se ahogue en mi boca.

-Déjalos salir.- dice y muerde de nuevo.

Interpretando sus deseos como mis órdenes suelto un gemido gutural que produce una reacción en él tan grande que siento su pene tocar mi pierna enviando un sentimiento a través de mi espalda y hasta mi cerebro que me obliga a tomarlo entre mi mano y jugar con él un momento mientras él retoma su trabajo en mi boca.

Matthew me gira con fuerza para besar mi nuca, mi cuello y mi espalda. Siguiendo el camino de mis músculo lumbares hasta mi trasero. Introduciendo sus dedos mojados y abriéndose paso casi dolorosamente dentro de mí, entonces con su otra mano toma mi quijada y la gira a la izquierda para que mi cara se encuentre con la suya y podamos seguir besándonos.

Cuando sus dedos se sienten bien en mí, mis gemidos empiezan a combinarse con los suyos como un coro de iglesia que retumba en las paredes de cristal que hasta ahora noto están empezando a empañarse debido al choque del alta temperatura de nuestros cuerpos con la baja temperatura del agua.

Es increíble que en un momento tan placentero como éste aún tenga tiempo de pensar en los principios de la termodinámica haciendo su magia en una ducha.

Matthew saca los dedos y de inmediato siento que me hacen falta.

Pero luego sus dedos son reemplazados con su lengua.

Hay un lapso de los primeros 10 segundos en los que me tenso y me siento extraño pero luego de eso simplemente me dejo llevar. Y siento como involuntariamente mi espalda empieza a formar un arco hacia adentro logrando que mi trasero se acerque más a la cara de Matthew. Mis gemidos ahora son incontrolables y la única forma en la que puedo callarlo es mordiendo mis labios.

-Estás a mi merced. Harás lo que te diga.- dice

Y yo solo asiento con la cabeza sin darme cuenta.

Matthew se levanta y abre mis piernas con las suyas.

Sé lo que se avecina y mi corazón se acelera casi como una reacción propia suya.

Cuando lo siento entrar despacio me doy cuenta de que verdaderamente estoy a su merced.

La lentitud con la que entra en mí es la adecuada. Casi como si nuestros cuerpos fueran simbióticos.

Cuando logra entrar del todo me deja un simple beso en la parte superior de mi cabeza y empieza a empujar su pelvis a un ritmo pausado que hace que mis manos suban y se junten arriba de mi cabeza.

Matthew me toma de ambas muñecas con una sola de sus manos mientras con la otra hala mi cabello hacia atrás e intensifica la velocidad. Haciendo que todo el acto se torne un poco más violento.

Hasta el punto en el que ya mi cara está contra los azulejos del baño y no encuentro una salida. Así que gimo contra la pared extasiado por la velocidad de Matthew y su capacidad para mantenerla.

Realmente no sé de dónde tuve la fuerza y la energía para empujar a Matthew lejos de mí un poco mientras me giro para que quedemos cara a cara. Él cree que es una forma de decirle que pare entonces con su mano rodea mi cuello y apreta con una fuerza medida y muy apropiada para que no pueda escapar. Es casi como si estuviera ahorcandome un poco pero la verdad eso me excita. Entonces mis brazos inmediatamente rodean su cuello y aprovecho para guiñarle un ojo a señal de que puede seguir.

Entonces toma mis piernas con ambas manos y me levanta, mi espalda choca contra la pared en un estruendo que estoy seguro se escuchó hasta la habitación de mi madre. Pero sin prestarle atención Matthew se vuelve a introducir en mí ésta vez moviéndose con más velocidad llevándome a un estado mental poco conocido.

En un momento empuja con tanta fuerza que mi cabeza golpea contra la pared pero realmente no me causa ningún tipo de dolor. Incluso me llega a parecer un poco placentero, creo que mis gustos sexuales están empezando a tener un alcance mucho mayor del que esperaba. Sin embargo, Matthew sube su mano hasta la parte de atrás de mi cabeza dónde me golpeé y la deja ahí como una especie de almohada humana.

Su respiración está increíblemente agitada y en un momento su espalda se empina un poco, dando la última estocada y separándose de mí para que su semen se filtre entre las rejillas de la ducha.

Yo me siento satisfecho, pero no del todo. Y Matthew parece percatarse así que se arrodilla y empieza a trabajarme hasta que yo también llegue a mi punto.

Es la primera vez que alguien se preocupa porque yo también llegue.

En el momento en el que exploto Matthew se aleja y sube para darme un par de besos. Luego me abraza mientras yo limpio su cara bajo la ducha.

Matthew extiende su mano para alcanzar el jabón pero yo se lo impido.

-Es mi turno.-

Él sonríe tímidamente y en sus ojos puedo ver una chispa de preocupación.

-No te haré daño, lo prometo.-

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CONFIRMADO EL TERCER LIBRO AMIGOS.

ART POP.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora