XXI

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Ha pasado una semana y Matthew y yo hemos tenido sexo casi todos los días.

Las cosas cada vez se hacen más oficiales y en varias oportunidades me ha tocado el tema de la exclusividad y de ponerle una etiqueta a lo nuestro.

Pero no quiero.

No por él, sino por mí; realmente no soy una persona muy romántica y muchas de las películas románticas que he visto me aburren o me parece que son estúpidas o ridículas. Así que realmente estoy esperando el momento adecuado para decirle a Matthew que no quiero que llegue a la puerta de mi casa con un ramo de rosas rojas bajo la lluvia a ponerse de rodillas para pedirme la mano.

Aunque no creo que quiera llegar a la puerta de mi casa desde la última vez que mi madre nos encontró teniendo sexo en la cama.

Ver a su hijo con sogas en manos y pies, una venda cubriéndole los ojos y otra dentro de su boca mientras lo penetra su amigo con beneficios no es una imágen que haya disfrutado mucho; de eso estoy seguro.

Y fue lo suficientemente difícil convencer a Matthew de que me atara como para que mi madre entrara sin permiso a mi cuarto y nos descubriera. Así que realmente estamos esperando que mi madre vuelva a viajar para que Matthew pueda volver a mi casa.

Desde entonces tenemos sexo en la suya.

Decidí irme a pie hasta la escuela. De camino me encuentro con Matthew quien me saluda con un abrazo fuerte.

No me besa porque detrás nuestro vienen más personas que se dirigen a la escuela y estoy seguro de que le da pena.

Y así pretende que seamos oficiales.

Sin embargo no puedo negar que mis sentimientos hacia él han florecido mucho más. Eventualmente cada día lo quiero un poco más y en varias ocasiones he sentido que me arde la boca del estómago cuando lo veo sonreírle a alguien que no sea yo.

-Ya no quiero que le huyas más al asunto- dice

Aunque sé perfectamente a qué asunto se refiere no puedo evitar divagar para evadir el tema

-¿De qué hablas?-

-Tú sabes perfectamente que quiero intimidad contigo.-

-Has estado dentro de mí varias veces, ¿Eso no es lo suficientemente íntimo?- pregunto

Matthew ríe.

-No ese tipo de intimidad. Sabes a cuál me refiero. Sabes que solo quiero que seamos tú y yo.-

-Sí somos tú y yo, ¿o es que tienes a alguien más?- pregunto riendo.

-No, ¿Y tú?-

-Quizás.- miento

Matthew para de caminar y me mira de pies a cabeza tratando de encontrar algo en mi lenguaje corporal que le indique que estoy mintiendo.

-Espero que estés mintiendo.- responde mientras atraviesa su brazo en mi hombro para que sigamos caminando abrazados -O no lo toleraría.-

No puedo evitar pensar que éste es el momento perfecto.

-¿Has escuchado hablar de la unión libre?-

-No funciona para mí.- responde de inmediato.

-Entonces cómprame un anillo.-

-¿Es eso lo que quieres? Porque podría hacer un préstamo, pero tendrías que ir conmigo a escogerlo porque-

-Es broma. No me gustan los anillos.- Le interrumpo

-¿Entonces una pulsera?-

-No, Matthew. No quiero nada de eso ¿Sabes?, Yo solo quiero que disfrutemos compartir el tiempo juntos sin necesidad de una etiqueta ¿Me entiendes?- le digo.

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