- ¿Eres virgen? - Me pregunta, mirándome fijamente, aún con ambos brazos recargados. Comienzo a ponerme roja e incomoda a su lado.
- Te... quiero, _____. - Dice Thomas antes de caer en un sueño profundo a mi lado.
- Es que... ¡No se como decirle! ¡N...
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Días después...
Dylan's POV
Entro al consultorio de nuevo, con una bandeja sobre mi mano y comida en esta. Me siento en la orilla de la camilla, frente a Holland. Tomo el tenedor y clavo un pedazo de fruta en este, lo llevo hasta la boca de la pelirroja y ella separa sus labios dando paso al bocado.
— ¿Hasta cuándo permanecerás callada, Holland? — Me pregunto más a mi mismo que a ella. Sé que no me contestará.
Pero siempre tengo esa pequeña esperanza, de que mueva sus labios y pronuncie de nuevo mi nombre, que pueda decir comentarios graciosos y escuchar su hermosa risa.
Mi vista se va a su barriga durante un segundo y recuerdo que voy a ser papá. ¿Estoy preparado para esto? Creo que tengo una idea, Shelley ha sufrido mucho, necesita un momento de felicidad.
Y puede hacer algo al respecto.
_____'s POV
Paseo con Thomas entre las calles de la comunidad, nuestras manos entrelazadas, mirando el amanecer. Los colores del cielo cambian de un tono rosa al anaranjado y del anaranjado al azul cielo. Malia y Lobo nos siguen, olfateando a su alrededor y orinando cada vez que ven algún letrero.
Llegamos a la entrada, no hay nadie vigilando en este momento. Suelto la mano de mi novio y me acerco a la enorme puerta, tomo uno de los extremos y lo jalo para abrirla un poco mientras Thomas me ayuda a vigilar el perímetro.
La puerta chilla y se desliza, los canes levantan sus orejas y me observan. Cuando se abre lo suficiente, llamo a Lobo, quien se acerca dando pequeños brincos. Paso mi mano por su rostro y debajo de su hocico, hasta su cuello, sintiendo su suave pelo acariciando mis dedos.
Una lágrima se escapa de uno de mis ojos y la limpio rápidamente con el dorso de mi mano. Lobo me da un beso en la mejilla al verme llorar.
— Vete, Lobo. Es la hora de que regreses con tu manada. — Ladea la cabeza y lo luego mira la abertura que deje.
Se acerca sigilosamente hasta ahí, echando un rápido vistazo. Voltea a ver a Malia quién suelta un ladrido y mueve su cola. Lobo da un paso afuera, su nariz se mueve y sus orejas también, buscando algún peligro cercano. Al no notarlo, cruza la puerta por completo.
Lo último que oigo es como las ramas y las hojas secas crujen debajo de sus patas, alejándose cada vez más. Llenado al lugar donde se supone está su manada.
Cierro la puerta con ayuda de Thomas, Malia, nos Mira y cuando concluimos nuestro trabajo. Corre hasta una de las esquinas, agacha su cabeza, colocando su hocico sobre el suelo y con su nariz levanta un pedazo de lámina. Se arrastra por debajo de este, impulsándose con sus patas traseras y luego desaparece de nuestra vista.
