- ¿Eres virgen? - Me pregunta, mirándome fijamente, aún con ambos brazos recargados. Comienzo a ponerme roja e incomoda a su lado.
- Te... quiero, _____. - Dice Thomas antes de caer en un sueño profundo a mi lado.
- Es que... ¡No se como decirle! ¡N...
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_____'s POV
Terminando de meter las últimas cosas dentro de las mochilas de Thomas y la mía. Algunos enlatados y prendas limpias, para poder cambiarme y lavarlas al estar afuera.
Una mano se desliza por mi cintura hacia mi cadera, una sonrisa no tarda en llegar y entonces siento como unos dedos quitan mi cabello, pasando los mechones detrás de mi hombro, dejando a la vista mi cuello. Ladeo mi cabeza dejándolo aún más expuesto.
Unos suaves labios rozan mi piel, su cálido aliento choca con la misma y un escalofrío recorre mi cuerpo. Deja un beso sobre mi cuello, mientras me sostiene firmemente de la cintura.
Lame el lóbulo de mi oreja, para luego susurrar.
— Voy a bañarme, ¿me acompañas? — Su voz es ronca y sexy.
Ese increíble acento, que me mata cada vez que de su boca salen las palabras. Quiero decirle que si, pero no puedo hacerlo. Le prometí a Dylan ayudarle hoy con Holland y no pude negarme, ella necesita apoyo y si yo puedo otorgárselo me haría muy feliz.
— No, no puedo. — Por fin le respondo dándome la vuelta. Colocando mis manos sobre su pecho.
— ¿Por qué no? — Hace puchero, sacando su labio inferior —. Si es por el equipaje, te ayudo al rato a-
— No. No es eso, Thomas — Lo interrumpo —. Es Holland, necesita de mi ayuda.
Ese comentario provoca que mi novio se percate de lo que está sucediendo.
— Okey. Entiendo. — Cometa, colocando su mano sobre mi mejilla.
Se inclina hacia mi, para depositar un rápido beso en mi frente, luego uno en mi nariz, otro en mi mejilla, uno más en la comisura de mis labios. Y por último, me besa apasionadamente, introduciendo su legua en mi boca.
A los pocos segundos, nos separamos. Muerdo mi labio inferior, desviando la mirada.
— Entonces como no te bañarás conmigo, meteré a la otra. — Lo dice en tono de burla. Sacándose la camiseta por encima de sus hombros.
Me hago la indignada, pero con una sonrisa. Tomo una de las almohadas que decora la cama y se lanzo, dándole justo en su cabeza. El hace una mueca al impacto y luego pasa una de sus manos por su rostro.
— Síguele, Thomas. Y verás cómo te va a ir. — Le digo "amenazantemente".
El sólo se ríe burlonamente, mientras entra al baño. Escucho la regadera, el agua cayendo e imagino que Thomas se está desvistiendo.
No me quedo mucho tiempo ahí, termino de meter todo en la mochila, para poder partir. Y luego me dirijo al consultorio.
