Dieciséis

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🧟‍♀️ Capítulo no. Dieciséis 🧟‍♂️

 Dieciséis 🧟‍♂️

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_____'s POV

   Entro a la habitación de Tyler, él se encuentra sentado en la orilla de su cama, completamente perdido en sus pensamientos. Toco con mis nudillos la puerta y él me voltea a ver.

   No sé qué pasa, pero tiene los ojos hinchados y rojos, ha estado llorando.

— ¿Qué sucede, pequeña? — Me dice y trata de esconder su tristeza detrás de una sonrisa fingida. Pero a mi no me engaña.

   Prefiero no meterme, si no me lo dice es porque no está preparado y respetaré eso. Aunque creo que sé de qué se trata.

— ¿Has visto a Malia? Es que no la encuentro y hace días que sólo la veo durante unos minutos en el día. — Le pregunto, Tyler niega y salgo de ahí sin decir más.

   Abro la puerta de la casa y la atravieso. El viento helado del invierno golpea mi rostro, me abrazo a mi misma. A pesar de traer un abrigo, no es suficiente para calentar mi cuerpo, el cual siempre está frío.

   Camino por las calles buscando a mi perra. Con cada respiración, el aire sale de mi nariz en un color blanco. Debo encontrarla lo antes posible, de no ser así puede morir de frío.

   La nieve cubre los árboles, los techos de las casas y el suelo, el lago está congelado y me resulta complicado y cansado caminar a través de la nieve.

❄️❄️❄️

— ¡Malia! — Grito. Pero parece que suena como un susurro, ya que mi voz no se oye a causa del fuerte viento.

   Ya debería haberla hallado, ella siempre me hace caso. Si escucha su nombre ladra tres veces y me avisa con el sonido de su ladrido en qué lugar se encuentra, seguidamente vendría corriendo hacia mi. Pero esta vez parece no suceder eso.

   El viento sopla más fuerte. Mi abrigo y cabello volando hacia atrás mientras mi ropa se pega a mi cuerpo. Mis manos van instintivamente frente a mi rostro, con las palmas abiertas para proteger mi cara del aire.

   Mis piernas se entierran más en la nieve y tengo que hacer un esfuerzo más grande al levantarlas. Mientras tanto, la parte inferior de mi pantalón está empapada, gracias a la nieve derretida.

— ¡Malia! ¡Malia! ¡Ven aquí, chica! — Grito más fuerte. De nuevo, no hay respuesta.

   Me doy cuenta de que estoy cerca del lago, donde hay muchos árboles —sus ramas y hojas moviéndose de un lado para otro— . Me recargo en el tronco de uno de ellos para protegerme un momento del viento.

— Malia... — Suelto por última vez.

   Mi garganta arde de tanto gritar, mis labios secos, mis párpados cansados y mi cuerpo temblando por el frío. No me ayuda en nada.

¿Sin humanos? (Thomas Brodie-Sangster y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora