- ¿Eres virgen? - Me pregunta, mirándome fijamente, aún con ambos brazos recargados. Comienzo a ponerme roja e incomoda a su lado.
- Te... quiero, _____. - Dice Thomas antes de caer en un sueño profundo a mi lado.
- Es que... ¡No se como decirle! ¡N...
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_____'s POV
La luz entra por las rendijas de la persiana, el sol es como mi despertador, sé que debo levantarme, para seguir el día como cualquier otro, pero no puedo... me invade un terrible cansancio, tristeza, malestar.
Siento dolor pero no sé dónde, es todo y nada a la vez. Confusión. Sé que tengo que ir a trabajar, a hacer mis labores, pero el simple hecho de realizar mis actividades mañaneras desata una terrible presión en mi pecho, mi corazón se agita, me cuesta respirar.
No he dormido bien... todo se presenta oscuro. No tengo ganas de nada. Ni de nadie. A veces me pregunto qué sentido tiene seguir... para qué levantarme, si toda va mal, si todo está mal; no puedo...
Ese pensamiento me persigue todo el día.
No quiero vestirme, ni ver a nadie, porque aunque los quiero y sé que ellos me quieren. Simplemente no puedo... no quiero que sufran, que me vean así... desecha.
¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Qué me pasa? Creía que era una persona fuerte... siempre luchaba con todo, por todo, consiguiendo mis propósitos. Y ahora no se qué pasa... lo repito: siento que no puedo. Mi cerebro sólo piensa en esto.
Lloro, no tengo ganas de mirarme en el espejo... estoy cansada... y sigo llorando. No tengo hambre... mi estómago está cerrado... llevo días así.
Parece como si el mundo estuviera a otra velocidad. Me siento ajena a la realidad. El ritmo de mi entorno resulta rápido, demasiado rápido.
No soporto cruzarme con gente conocida. Evito los encuentros. Quiero estar sola, encerrada, conmigo misma... no tengo ilusión por nada ni nadie.
Busco y elijo estar sola. Quiero estar tranquila, me siento muy sensible, todo me afecta. Incluso cualquier pequeña noticia que oigo cuando camino entre las casas. Todo cobra otra dimensión.
Cuando por fin encuentro un espacio de paz, pienso en demasiadas cosas al mismo tiempo, que incluso creo que termina afectándome mucho más. Aún en un rincón de mi habitación, con una sudadera larga hasta debajo de mis glúteos, y con sólo la ropa interior debajo, no siento frío o calor, no pasa aire, puedo estar por fin sola, tranquila, con los rayos del sol sobre mi piel. Siendo el sol y la luna los únicos testigos de mi dolor, al menos por el momento.
¿Saben cuál es la peor palabra cuando estas en este estado? La peor palabra: 'Anímate'. Esa palabra no resuelve las cosas de manera mágica, no lo hagan.
Necesito alguien que me dé calor, que me reconforte, que no pregunte nada, ni me juzgue, que sólo... esté ahí.
Suelto un suspiro, quitando las cobijas de mi acalorado cuerpo, que suda a mares, aunque yo no lo sienta así. Tomo una botella de tequila que está en mi tocador y le doy un gran trago.
