Capítulo 20

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"Yo lo veía... y puedo jurar que no me quedaban ganas de ver a nadie más"

Frida Kahlo

Cuando el sol estaba descendiendo y las actividades en la casa volvían agitarse, Gilbert avisó que dos carruajes se aproximaban por el camino. Las muchas pusieron los ojos en blanco y suspiraron fastidiadas.

—Por Dios que pare ya esto de las visitas... hoy ha sido diez veces más agotador que de costumbre.

—Laura, no te quejes... piensa en Gillian y yo que tenemos que vaciar los orinales... —Abi miró a Harriet. —Sí... me toca ayudarte... piensa que ya no son dos... serán muchos. —Abi asintió y dentro de sí un alivio grande la invadió. Una cosa era hacerlo en dos habitaciones y otra muy distinta, el de cada huésped.

—Prepara limonada Dorothy... deben venir cansados y sedientos. —la cocinera asintió.

Abigail y las muchachas se acercaron al ventanal tratando de dilucidar quienes eran los que llegaban. Estaba nerviosa, sabía que lo más probable fuera que conociera a los amigos de Andrew, y eso la incomodaba en gran manera, aumentaba sus riesgos y al mismo tiempo, sentía el pecho apretado por la sensación de volver a cruzar aquellas personas que en algún momento habían formado parte de su vida. Apoyó su mano sobre el hombro de Laura y Cora, estiró el cuello hacia el cristal y allí esperaban mientras los coches elegantes se detenían frente a la puerta principal de LightHouse.

—Estoy ansiosa por conocer a la futura esposa del señor Vane. Después de todo será nuestra patrona...

Abi tragó las palabras de Danielle como pesadas piedras. Miró a Andrew que se acercaba a la puerta del carruaje. Estaba muy bien vestido, había dejado su ropa de trabajo y se había engalanado con un pañuelo y una camisa que le sentaban perfecto, al igual que la levita. Lo vio extender su mano hacia el carruaje y sonreír. De allí descendió una hermosa mujer, de cabello castaño muy sedoso, brillante y con suaves ondas, prolijamente recogido y un vestido precioso de muselina que ajustaba perfecto a su figura. Todas las muchachas sonreían y lanzaban cumplidos perfectos sobre Julianne Percy que en ese preciso instante se volvía sonriendo hacia Andrew y él devolvía aquel gesto con su boca perfecta.

Se apartó levemente de la ventana mientras un gusto amargo invadía su boca y un dolor en medio de su pecho, bien cercano a su corazón se extendía por su cuerpo haciendo que sintiera de repente un malestar terrible y una presión constante en su sien

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Se apartó levemente de la ventana mientras un gusto amargo invadía su boca y un dolor en medio de su pecho, bien cercano a su corazón se extendía por su cuerpo haciendo que sintiera de repente un malestar terrible y una presión constante en su sien.

De ese mismo carruaje bajó Lady Percy, una doncella y otra mujer muy elegante que inmediatamente Abi reconoció como Rosemary Hamilton. Del carruaje que estaba detrás, descendió Lord Liam Wadlow y su reciente esposa Violet Wadlow. Luego de las correctas salutaciones, Andrew colocó su brazo para que Julianne lo tomara y William Vane hizo lo mismo con Rosemary para ingresar a la casa, mientras Lady Vane, Lady Percy y Violet Wadlow sonreían y conversaban mientras ingresaban; por detrás de ellos, Charles y Lord Wadlow. Ante aquel panorama, se volvió sobre sus pies suspirando y apretando con su mano aquel lugar junto a su corazón que de repente ardía con mayor intensidad.

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