Capítulo 29

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"No es perfecta, mas se acerca a lo que yo simplemente soñé"

Pablo Milanés

—Desde el primer día que la vi en Almack's se metió aquí —señaló con su dedo en su cabeza —no podía dejar de pensar en usted... siempre, a toda hora, en todos lados, deseaba con todas mis fuerzas conversar, conocerla, hablarle... pero luego sucedió lo que sucedió, y aunque pasó el tiempo y miles de cosas, siempre estuvo aquí —volvió a señalar su sien — Volví del ejército con mil sueños, planes y todas esas cosas que uno quiere hacer en la vida, pero jamás imaginé que volvería a cruzarla en mi vida... —la miró fijo a los ojos — pero sucedió... y desde el día que la vi por primera vez, lo sentí aquí —apoyó su mano en su pecho —Era como una opresión, un dolor... un algo que quisiera explicar pero no puedo. Conocí una mujer sencilla, tan distinta y tan igual a la que conocía que creí que estaba enloqueciendo, lo invadió todo, se adueñó de todo... pero siempre sentí que era Abigail... Y créame que he tratado de quitarla de allí, he tratado de convencerlo que no debe quererla, que no confiaba en sus palabras, en su sinceridad, pero todo ha sido en vano, pues se empeña en estar cerca suyo, en oírla, en verla, en saberla bien. Y estoy cansado de luchar en vano... esta noche, él me trajo, le susurró a mi mente que no piense, que lo deje sentir, y no me arrepiento de nada, porque aquí estoy, parado frente a usted, mirándola a los ojos, y por primera vez, disfrutando de estar vivo.

Abi no podía ni siquiera hablar ante semejantes palabras, y antes de que pudiera pronunciar algo, él continuó.

—Sólo le pido que si en su corazón alberga aunque sea un pequeño sentimiento por mí, me permita cortejarla...

Inspiró profundo tratando de comprender todo aquello y las emociones que le generaban, pero luego de unos segundos, respondió.

—Lo lamento señor Vane, debería haberse ahorrado todas esas palabras. —él no movió sus ojos de los suyos, sólo se limitó a mirarla y notó una lágrima brillar en ellos, que con majestuosidad, logró contener. —No debería esforzar a su mente a silenciar lo que piensa de mí, pues yo aspiro a ser amada por un hombre completo, no por partes.

—No la entiendo... ¿no corresponde a mis sentimientos?

—¿Cuáles sentimientos señor Vane? ¿Los de amor que me ha pronunciado, o los de desconfianza que me susurró unas noches atrás?

—Usted no entiende...

—No... no lo entiendo. Creí que el amor era sentimientos hermosos, pero cimentados sobre el más importante de todos, la confianza. ¿Cómo se atreve a decirme que siente todo eso por mí, por una mujer que ante sus ojos es una perdida, descarada, trabajadora de burdel y aprovechadora? —Andrew quiso decir algo, pero sus labios no sabían qué; su corazón enmudeció, pues estaba hecho añicos; y la culpable de ese embrollo, su mente, se empeñaba en mantenerse callada esa noche.

—Lo entiendo pero...

—Señorita Gillian... —James hacía su entrada en aquel instante, cuando abrió sus ojos muy grandes al ver a Andrew allí. —Capitán Vane... qué grato que nos honre con su presencia. —Andrew se volvió a él para extender la mano que le ofrecía, mientras Abi miró el mar y carraspeó.

—Muchas gracias por la invitación.

—Pensé que no vendría. Me comentaba la señorita que no se sentía muy bien.

—Ya mejoré. —contestó a secas y volviendo a mirar fijamente a Abi que se encontraba de pie muy cerca de él.

—¿Su familia?

—No pudieron venir.

—Oh... lo lamento... —el silencio incómodo invadió el lugar y James se sintió fuera de lugar ante la mirada fija de Andrew sobre ella. —¿Interrumpí algo...?

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora