Capítulo 27

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"Aquella indiferencia hacia él, no era más que una coraza contra el miedo"

Gabriel García Márquez

Andrew bajó las escaleras a primeras horas del día, y se cruzó con su cabellera rojiza que con un cepillo repasaba los escalones de LightHouse. Se detuvo unos escalones más arriba y la miró con una sonrisa.

Bajó despacio mientras ella seguía ensimismada en sus propios pensamientos y cavilaciones, no se había percatado de su presencia y refregaba con el cepillo atentamente una mancha que parecía revelarse a todos sus esfuerzos. «Es tan bella, tan hermosa, tan simple... » Se detuvo a un paso de ella y cuando levantó el rostro, él susurró muy cerca.

—Buenos días señorita Abigail... —se sobresaltó al escuchar de sus labios preciosos y su voz masculina, su nombre.

—Buenos días señor Vane —completó, haciéndolo resoplar.

—¿No va a dejar de llamarme así? —volvió a susurrar un tanto fastidiado.

—¿Cómo quiere que lo llame señor Vane? —respondió ella también en un susurro.

—Andrew, sería perfecto. —Miró sus ojos fijamente, pero antes que ella le respondiera, terminó de bajar las escaleras, dejándola con la palabra en la boca y con una confusión por sus actitudes que la conmovían, y a la vez, la ofuscaban, pues no sabía enfrentarlo, ni tampoco erguir algo entre los dos que protegiera su corazón.

Entró al estudio y Gilbert lo interceptó antes de que pudiera cerrar la puerta.

—Señor Vane, ha llegado correspondencia ayer, no pude entregársela temprano, ha quedado para hoy. — extendió la bandeja de plata y él tomó todas los sobres y las cartas.

Repasó una a una con sus dedos y se detuvo en dos exactamente iguales, eran de Stoneforest House. Frunció el ceño al leer sobre el frente de cada una: Srta Gillian Ford ; Capitán Andrew Vane. Apretó sus labios y se formaron alrededor de sus ojos delgadas líneas, pues aquel hombre se había atrevido a enviarle una invitación exclusiva para ella, estaba avanzando a pasos agigantados hacia su corazón, y él no hacía más que observar confundido como se la arrebataba. Abrió la que llegaba a su nombre, era una invitación a una reunión a realizarse en Stoneforest esa misma noche, que se hacía extensiva a su hermano y a todos los invitados de la casa. Se quedó pensativo en la que estaba cerrada aún en sus manos y apretó sus labios maquinando alguna manera... <<debe haberla>>.

Dudó un breve instante, e hizo sonar la campanilla, para luego de esperar unos instantes, tener la presencia de Gilbert allí.

—Señor, ¿qué necesita?

—Gilbert, ¿puedo confiar en ti?

—Sí señor, sería un honor.

—Sólo en ti Gilbert... —sonrió.

 —sonrió

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