Capítulo 41

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Me agache para poder abrazar a Nashi esta me correspondió el abrazo casi de inmediato ya que nos teníamos a nosotros solas en este momento, Natsu solo empeoraba mas y mas, los propios médicos nos decían que quizás solo sea cuestión de tiempo para que Natsu no volviera a despertar, de tan solo imaginar una vida sin Natsu, una vida sin el donde solo estemos Nashi y yo me aterraba.

Quizás no era mi hija de sangre, quizás nunca pueda tener una hija con Natsu pero de verdad me hubiese gustado, pero para mi era mi hija de mi sangre, de mi propia sangre como si hubiese sido yo quien le dio la vida.

—No quiero quedarme sola mamá, no quiero quedarme sola.

La presione con más fuerza contra mi pecho, trataba de calmarme para poder decir alguna palabra sin quebrarme, pero no podía simplemente no podia estar calmada sabiendo que podría perder a Natsu tarde o temprano. 

Nos quedamos abrazadas sin hacer mucho más, simplemente necesitábamos el calor de la otra para reconfortarnos.  


P.O.V. Natsu.

Este sueño ha sido realmente largo, a veces escucho la hermosa voz de Lucy y otras la dulce voz de Nashi llamandome para cenar, pero nunca pasa ah mas, solo escucho sus voces y se perfectamente que me necesitan sin embargo no puedo hacer nada más que dormir ya que el más mínimo esfuerzo que pusiere me hacía sentir 20 veces más pesado de lo normal la respiración se hacía más forzada y aunque luchara con todas mis fuerzas el resultado siempre es igual... Siempre me quedo dormido.  

He tenido sueños tan extraños que he querido contarle a Lucy quizás pueda conseguir algo para su novela, estar lejos de ella es quizás lo más horrible por lo que he tenido que vivir, extraños que me despierte para ir a trabajar o a desayunar, extraño que Nashi corra a mis brazos haciendo que me preocupe por si se golpeaba o cayese al suelo.

Este lugar es aburrido, lo único que hay es oscuridad no hay nada más... Aunque están mis recuerdos, por ahora solo estoy aquí, en este lugar oscuro sin nada más que hacer más que resistir, de vez en cuando un fuerte dolor atormenta mi pecho, es tan fuerte que hace que me retuerza de dolor, no me gusta este lugar, lo odio, es aburrido, triste, y lo peor de todo es que no están ni Lucy ni Nashi en este espantoso lugar.

—Mira Natsu, tengo un invitado para ti.

Era de nuevo la voz de Lucy, no podía verla por ningún lado pues todo estaba oscuro, era lo normal en este lugar de mierda.        

Seguido de su voz escuche un pequeño maullido, no podía ver nada pero podía sentir la mano de Lucy y una pequeña lengua en mi mejilla, la había sentido tantas veces que me era imposible no adivinarlo, se trataba de Happy, podía sentir la presión de sus pequeñas patitas sobre mi cuerpo el cual estaba más que seguro que ya no era el de antes debía de estar dos o incluso tres veces más delgado y pálido. 

—Pero no se lo digas a nadie... Es un polizonte.

Esa era la dulce y traviesa voz de Nashi podía sentir su peso sobre la cama, pero no podía hacer nada más, quería abrazarlas y decirles que todo saldría bien pero no podía hacer absolutamente nada. 

La impotencia de salir de esta oscuridad comenzó a convertirse en desesperación, quería despertar, quería ver el cabello dorado de Lucy, el tierno rostro de Nashi, abrazarlas, besarlas, quería estar con ellas el resto de mis días, ni más ni menos no importaba cómo, incluso si estuviese en silla de ruedas, no me importaba como fuera pero quería verlas como fuese.

Perdí la cuenta de los días y aunque siempre luchaba por hacer un mínimo movimiento era pesado y un dolor oprimía mi pecho con cada intento que hacía, mi mente como mi cuerpo me decían que descansara, que me dejara llevar por el sueño y que simplemente dejara todo como un vago recuerdo, pero yo no quería eso, yo quería seguir con mi familia, quería protegerlas, reír a su lado, llorar a su lado, quería tener un hijo con Lucy, quería una vida próspera y feliz.

Papa solteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora