Capítulo 2 «Charla»

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—Ellos son mis hijos: Félix, el mayor, y Adrien. — Nos señaló papá sin soltar su mano. — Ella es mi asistente Natalie, y Gorila nuestro chofer.— Presentó a los empleados.

La niña bonita asintió algo tímida.

—Félix, Adrien, quiero presentarles a Marinette, su recién llegada... hermana.— Declaró papá.

Yo me quedé inmóvil en mi lugar. ¿Había escuchado bien? ¿Hermana? Eso era imposible. Mamá y papá jamás tuvieron una hija, lo hubiesen dicho o por lo menos no tendría alrededor de mi edad.

Y como tengo la boca muy grande, lo dije.

—Mentira, ella no puede ser nuestra hermana. No es hija de Mamá y de ti. No se nos parece en nada y...

—¡Adrien! — gritó papá, no tan fuerte. Al parecer no quería asustar a la niña.

La niña me miró por unos momentos y después miró a Gabriel. A papá le saltaba una vena de la frente.

—Te vas a tu habitación y no sales de allí hasta la cena. — Ordenó papá y yo obedecí, como siempre.

Dentro de mi cuarto me puse a pensar.

Si esa niña no era hija de Mamá y papá y ahora era mi hermana, significa que es adoptada. No tengo nada en contra de que papá quiera una nueva integrante en casa, ¿Pero en nuestra familia? ¿Ella realmente nos aceptaría a nosotros como sus hermanos y padre? ¿Nosotros la aceptaríamos a ella, una totalmente desconocida?

Siempre estuve muy seguro de mi concepto de familia pero ahora me sentía perdido y sin orientación. Como me sentía cuando se fue mamá...y jamás volvió.

Me quedé recostado en la cama hasta el caer la tarde cuando sentí golpes llamando a la puerta de mi habitación.

—Adrien, te están esperando para cenar.— informó Natalie desde el otro lado.

De un momento a otro me vi detrás de la puerta del comedor observando el panorama que tenía frente a mí.

Papá estaba en la mesa y eso me sorprendió, pero también estaba Félix en la silla siguiente a la de Marinette. Félix le hablaba con mucha familiaridad y con la habitual seriedad de siempre.

Entré y me senté frente a mi hermano y mi nueva hermana. Félix no me dio importancia, sin embargo, ella me miró expectante, como esperando algo o que reprochara su presencia.

Claro, la niña debía pensar que no la quería aquí por como la traté al llegar.

Para hacerle ver que no me molestaba (por ahora) su presencia, sonreí.

La miré por un rato más hasta que me cansé de ser ignorado por ella y por mi hermano.
Se veían tan animados hablando sobre libros que yo me sentí un poco celoso.

Aunque no sabía por qué.

Miré a mi padre y el parecía disfrutar de la cena. Él mientras masticaba miraba a Félix y su nueva mejor amiga.

¿Qué clase de persona cambia a su hermano por una simple niña bonita?

Negué con la cabeza.

La cena transcurrió tranquila y vi a papá sonreír un poco en el transcurso, eso me ponía feliz ya que desde que mamá nos dejó para ir al cielo él no sonreía nada.

Al final todos estábamos al pie de las escaleras para ir a dormir, aunque Marinette tenía cara de no querer hacerlo.

—Marinette, Félix te acompañará a tu cuarto, espero que te guste y si no es así, no dudes en hacérmelo saber mañana.

Ella asintió con una sonrisa y siguió a Félix, pero al llegar al final ella se giró y miró a mi padre aún sonriendo.

—Buenas noches...... Papá.— susurró de manera tierna y sonrojándose avergonzada, también creí verla llorar pero no le di mucha importancia ya que papá había agarrado el hombro y me había hecho seguirlo hasta su oficina.

—Siéntate, Adrien. — Ordenó y yo obedecí al instante. —Cuéntamelo, ¿Qué es lo piensas tanto en tu cabeza y por qué tratas así a Marinette?—

Bajé mi cabeza en señal de arrepentimiento.

—No fue mí intención hacerla sentir mal, padre. Yo solo estaba sacando conclusiones y me expresé mal... lo siento.— me disculpe con toda la sinceridad que pude.

Papá suspiró y se masajeo la frente cerrando los ojos.

—Lo sé, Adrien. Solo discúlpate con ella. Quiero que todos nos llevemos bien. Hemos estado mucho tiempo separados y no necesito que nos separemos más. — tomó mi mano por encima de la mesa.— Somos una familia, y ahora Marinette es parte de esto.

Yo asiento en silencio con una sonrisa. No supe hace cuanto tiempo no hablábamos de padre a hijo sin una asistente de por medio.

Seguimos compartiendo unas cuantas palabras más y luego yo me fui a mi habitación más tranquilo, pasé por la puerta de color negro con una M grande de color dorado en ella. Supe de inmediato que aquella era la habitación de mi ahora: hermana.

Quise entrar y disculparme, sin embargo no quería interrumpir lo que sea que esté haciendo, tal vez esté cepillando su cabello brillante o tal vez ya esté durmiendo. O no sé, quizá se esté cambiando de ropa.

Ante esa imagen en mi mente, me sonrojo avergonzado por tales pensamientos y me giré a mi habitación que estaba frente a la de ella.

En la mañana siguiente me desperté algo tarde. Hice toda mi rutina mañanera y abrí la puerta gris.

Me quedé en el marco de la puerta al escuchar la risa melódica de alguien.  Miré al lado derecho y por el pasillo venía corriendo una peli-negra con un pomposo vestido verde-agua hasta las rodillas. Riéndose al parecer de mi hermano, quien corría detrás de ella, riendo también.

Cuando ella fue a pasar frente a mí y me miró. Sentí que el tiempo se movía en cámara lenta. Observé sus ojos azules y me quedé hipnotizado por ellos. Su sonrisa angelical y la vez traviesa al mirarme, me hicieron sonrojarme...

Y me encerré de nuevo en la habitación apoyando mi cabeza en la puerta con la mano en mi corazón.

No era normal sentirme así. Tal vez sea porque hace mucho no veía a alguien tan bonita como mamá y que me mirará con unos ojos tan bonitos y penetrantes.

Aún sentía mi corazón acelerado al escuchar su risa alejarse.

Tal vez...así se siente tener una hermana.

———————

Continuará...

Seguro y quieren matarlo ¿No?

Todo va a llegar a su debido tiempo. Recuerden que Adrien está recién saliendo de la niñez y aún no sabe lo que es querer a alguien (de forma amorosa), ni tampoco captar señales, además de que recién la está conociendo.

Besos 😘

❇HERMANOS AGRESTE❇ []ADRINETTE[] MLA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora