❇HERMANOS AGRESTE❇ []ADRINETTE[] MLA

Capítulo 24 «Hermosas flores marchitas»

Curiosidades al final, final.

Información al final del cap.

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       En una época con demasiados prejuicios y dedos apuntando imperfecciones Marinette creció y sos pétalos tomaron el color y la forma que debía poseer. Ya no era la niña tierna y aveces de carácter fuerte que abandonó el orfanato de la mano de un famoso empresario. Las personas no se doblegaban ante ella por ser hija de poderosos empresarios con gran dinero. La gente ya no la miraba con pena y lástima.
Marinette creció y con ello comenzó a ser querida por quien era y se había convertido, por sus logros, su propia belleza, ahora es una joven con voz propia que no acaparaba la lástima de nadie hacía ella.

Marinette

        Con el correr de los años me di cuenta de que las cosas son difíciles porque nosotros mismos nos la complicamos. No es la gente y sus dedos señalandonos, somos nosotros quienes nos dejamos apuntar. No son los demás tomando decisiones por nosotros, sino nosotros dejando que nos manden. Aprendí a valorar los pequeños detalles, como también que las personas que están a nuestro alrededor que de verdad nos aprecian se sentirán gozosos por nuestros logros y triunfos. Ahora sé que los que de verdad nos aman están en las malas y en las buenas por igual, que son los que se sacrifican para verte feliz tanto con ellos como con los demás.

        Con el paso del tiempo superé la muerte de mis padres. Ahora sólo son un recuerdo lindo que por las noches me hace sonreír. Porque muy a pesar que no fue la forma correcta de despedirme de ellos de una forma tan trágica...yo los amo y amé, ellos cuando permanecían a mi lado me enseñaron a vivir, a comprender, a ser fuerte, perseverar. Disfruté día a día su presencia, su compañía. Pero llegó el momento de dejarlos atrás. Seguir. No mirar atrás, ya que se que detrás de mí hay cosas que podrían destruirme, romperme, pero sólo si yo les doy ése poder.

         Por éso ahora, dentro de aquel cementerio, donde el silencio te cala los huesos y el viento te mese las entrañas, frente a las lápidas con los nombres de mis padres....Decidí dejar ésa última versión de mí, decidí dejar todo lo que me hace daño enterrado. Porque ya no daba más, porque seguir recordando sólo me hará romperme y no podré avanzar jamás.

—No significa que los olvidaré. —Susurré quedando en cuclillas.

        No, no podría olvidarlos. Solo olvidar el dolor, la pérdida. De nada me sirve cargar mi espalda con dos personas que ya no están aquí.

—Necesito terminar con esto. Los amo y no podría reemplazar jamás su amor. Pero he encontrado una familia que también me ama como los amo a ellos. Ustedes tendrán siempre un pedazo de mi corazón que se llevaron consigo. Pero ésa niña quedó muy dolida y se estaba auto destruyendo, y ya no soy la misma, cambié y estoy orgullosa de ello. Ya no puedo mirar atrás, querer regresar el tiempo. Ya no estais, no volvereis, no...—Me tragué las palabras, por que la voz  se me había quebrado. El corazón se me quebrantó. Mi rostro había comenzado a pintarse de lágrimas cristalinas sin haberlo notado.— Debo dejarlos atrás por completo para ser y hacer feliz a las personas que me aman...Os amé. Pero ya no estáis.

       Entre lágrimas me puse de pié, ambos ramos de flores blancas tomaron lugar sobre cada una de las lápidas.

—Yo os amé más que a nada en este mundo. — Fueron mis últimas palabras y giré sin volver a mirar atrás. —Y me amo a mí.

        Llegué a la entrada del lugar limpiando mis lágrimas. Supuse que a quien lo le había informado que vendría estaría esperándome, fue lo contrario. No había nadie esperándome. Siquiera gorila me esperaba.