Capítulo 9 «Loser»

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Marinette sonrió cariñosamente a pesar de sentir que toda la gente en ese lugar le incomodaba por ser todos desconocidos para ella. Puso cara de amabilidad y gusto cuando no estaba satisfecha, pues ella esperaba solo una cena "familiar" y ya. Pero no podía ir y quejarse con Gabriel por todos los cientos de invitados que la miraban de arriba a abajo en un escáner a muerte, siendo el hablar de muchas, para bien y para mal.

Y es que tampoco podía culpar a Gabriel, él no tenía por qué saber que jamás había estado delante de un reportero o cámara fotográfica intencionalmente. Sabine y Tom, sus padres, creían que la vida en una pantalla no era lo adecuado para su hija, era por eso que la mantenían alejada lo más posible de ese mundo.

Nadia Chamack miraba con impresión a la muchachita que caminaba entre el gentío recibiendo las felicitaciones de quienes la rodeaban. Ella, que había sido amiga de Sabina y tuvo de placer de verla crecer supo que aquello no era de su agrado.

A Marinette le gustaba jugar en el parque de su casa con sus animales, llenarse de lodo en la lluvia o encerrarse en su habitación para hacerles ropa a sus muñecas, a Marinette le gustaba acurrucarse al lado de su padre Tom para ver una película y quedarse dormida hasta que en la mañana descubría que mágicamente aparecía en su cama arropada.

Pero esta Marinette caminaba con la elegancia de su madre y respondía con la gracia y simpatía de su padre. Nadia pudo ver en ella el sentirse fuera de lugar como se sentía Sabina entre toda la gente con la nariz parada, pudo ver en el reflejo de sus ojos la preocupación de Tom y el que todo terminara ya.

No hubo la necesidad de acercarse a ella para preguntar cómo estaba. La niña que una vez conoció estaba desapareciendo entre ese montón de gente sin corazón. La dulce niña que le gustaba cargar a su hija Manón estaba cambiando frente a los flashes y se adentraria de forma obligada al mundo de Gabriel.

Ya no sería la misma.

Nadia no se quedó en la fiesta y abandono a su fotógrafo para irse de ese lugar.

Tal vez era lo mejor. Ella no había podido hacerse cargo de la hija de su amiga por que no tenía ninguna carta documento que afirmaba que Sabina le había autorizado para hacerse responsable de la niña. Porque de forma mágica el papel donde los Dupain-Cheng habían redactado el testamento había desaparecido.

Antes de salir, la reportera volvió a mirar a dentro y justo captó la mirada azulada de la pelinegra. Nadia movió la mano en un saludo y Marinette hizo lo mismo con la emoción que creyó haber perdido, pues sabía que era amiga de su madre.

Nadia se percató de que estaba siendo observada por Gabriel Agreste con quien había discutido cientos de veces. Le sostuvo la mirada un momento y se fue.

Ella lo sabia: Gabriel había utilizado su poder y dinero para conseguir a la niña.

……………………

Había tooodo un mundo de gente y yo me había perdido entre estos siguiendo a mi hermana. Había dejado de ver su vestido azul hacía rato y eso me había molestado.

«¿Qué tal si conoce a alguien más lindo y agradable que yo?»

Mi mente me hacía ponerme nervioso y a la vez celoso de quien pudiera poner sus ojos en ella o llamar su atención. Y es que a mí me había costado afianzar nuestra relación hermano-amigo y no estaba dispuesto a perder ese puesto.

Vi su espalda algo descubierta a mi derecha después de unas cinco personas, me dispuse a alcanzarla y mi mano de hacía rato que sentía la necesidad de apoyarse o tan solo tocar la parte baja de su espalda descubierta.

❇HERMANOS AGRESTE❇ []ADRINETTE[] MLA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora