A la mañana siguiente me desperté en el bonito cuarto bien decorado con una variedad de colores rosas y blancos, mientras que en el segundo piso de mi habitación todo era entre negro, marrón y gris, todo muy elegante y bien iluminado. Gabriel se las había ingeniado para adornarlo a mis gustos sin quitarle el poderío y la majestuosidad que su apellido representaba.
Me fui hasta la puerta que me llevaba al closet. El lugar era grande y había más ropa de la que podría llegar a desear. Miré entre toda la ropa y todo era bonito pero opté por ponerme después de un baño un vestido verde-agua a las rodillas y unos zapatos blancos.
Salí corriendo a los pasillos hasta la habitación de Fel y abrí sin golpear.
«Una mala costumbre, igual a tu padre.» había dicho mamá una vez.
Sacudí mi cabeza quitando esas voces en mi mente. Me dediqué a examinar su habitación buscándolo con la mirada. Pero no lo encontré.
—¡Félix! ¡Hermanito! — grité y la puerta que al parecer era el baño se abrió.
De ella salió mi hermano con una toalla a la cintura luciendo su torso desnudo. Para tener quince años estaba bastante bien.
«Gracias Dios por darme unos ojos y bendecirme con un hermano tan precioso.»
Tragué saliva y miré a otro lado.
—Buen día, Hermanita. ¿Qué hacías por aquí? — preguntó de forma amable.
—Ve-venía a buscarte. —
Lo escuché reírse un poco entre dientes y luego dijo — Lo sé, a lo que me refiero es... para qué. —
No supe lo que hizo hasta que sentí algo húmedo en mi cara. Me había tirado la toalla en la cabeza.
—¡Fe-Félix! — pegué el grito pero no me quité la toalla del rostro o sino le vería en una situación poco favorable.
«¿O tal vez sí?»
Minutos después él quitó la toalla y me vi obligada a mirarlo de pié a cabeza comprobando que se había vestido.
«¡Joo! ¡¿Porqué?!»
—Solo quería pasar el rato contigo.—
—¿Y qué quieres hacer? — cuestionó tomando una fotografía que se había caído al suelo.
Estaba por contestar pero luego observé la foto y desvíe el tema —¿Quién es esa niña? —
En la foto estaba Félix siendo abrazado por una niña en contra de su voluntad mientras la niña sonreía de oreja a oreja.
—Una loca que estaba enamorada de mí. — dijo con fastidio.
—¿Estaba? ¿Por qué ya no lo está?
Levantó sus hombros restando importancia.— Hace mucho no la veo. Quizá ya se haya olvidado de mí.
—¿Y qué dice atrás? —
Sí lo sé soy muuuuy entrometida.
Félix negó con la cabeza —No te lo diré. —
—Está bien. Cada uno puede tener sus secretos. —
Félix levantó una ceja como esperando a que hiciera algo pues en lo poco que habíamos convivido él sabía que era muy testaruda o perseverante, como me llamaba yo.
Y cuando bajó la guardia le arrebaté la carta y salí corriendo por el pasillo.
—¡Marinette, vuelve aquí! —lo escuché gritando desde la habitación. Pero lo ignore y seguí corriendo con él a mis espaldas.
Al estar por pasar cerca de la habitación de Adrien, su puerta se abrió y él me miró con sus ojos bien abiertos al parecer por estar armando un alboroto y riendo al ser perseguida.
Solo le sonreí.
El desayuno estuvo bien, yo salí victoriosa con un croissant en mi boca haciendo reír a esos hombres serios.
Luego Félix debía hablar con su padre así que me fui al patio a darle una recorrida pero antes de hacerlo me detuve en la fuente.
Se parecía a la que teníamos en casa, solo que ésta no era tan grande, no tenía los mismos recuerdos que yo albergaba en la otra. La otra estaba llena de monedas con deseos.
«Que jamás se harán realidad.»
Maldije a esa voz negativa de mi interior. Y aunque sabía que tenía razón, me vi obligada a borrar todo ese veneno anti felicidad que se inyectaba en mí cada vez que revivía en mis recuerdos a mi familia.
—O-oye yo...lo siento. No suelo socializar mucho con las personas y aveces no sé expresarme bien, generando...malentendidos. En realidad me gusta la idea de tener una hermana. — Escuché la voz de Adrien atrás de mí y me giré.
Se veía en sus ojos lo arrepentido que estaba. Realmente no hacía falta que se disculpara pero acepté lo que dijo sin contradecirlo.
Él parecía perdido en su propio mundo al observarme con esa mirada penetrante.
Él con atrevimiento puso sus manos en mi cintura en desarrollo. Y lo supe...
Yo también lo necesitaba así que fui quien terminó abrazando su cuerpo.
Porque eso era lo que él quería ¿No?
Luego nos vimos recorriendo el patio y él se sabía todos los nombres y cual era su estación para florecer ¡Hasta dijo su nombre científico!
En todo momento no se le quitó el adorable sonrojo de sus mejillas.
◀❇▶
Con el tiempo aprendí a tratar con Félix y Adrien al mismo tiempo. Solíamos reírnos más a menudo juntos o a crear alianzas de a dos para molestar al que quedaba solo.
Adrien al principio solía ser tímido y se disculpaba de todo y por todo cuando estaba conmigo.
Poco a poco comenzaba a quererlos como unos hermanos, sin embargo faltaba mucho para llegar a amarnos y ser esa Familia que Gabe tenía mentalizada.
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CONTINUARÁ....
Chic@s recuerden que esto es una historia. Y si bien es escrita por mí, no tiene nada que ver con mi vida personal.
No me molesta que comenten lo que piensen respecto a la historia, pero no comiencen a tacharme de "demente" o otras cosas por tratar temas así.
Y sino les gusta, les recomiendo amablemente que lean otra historia que tenga lo que busquen.
Y una cosa más...¿Alguna historia (buena)'que me recomienden leer?
No sé si podré actualizar ya que estoy de vacaciones en la casa de unas amigas y bueno...cuando uno está con los amigos riendo de estupideces el tiempo pasa volando. 😂
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❇HERMANOS AGRESTE❇ []ADRINETTE[] MLA
FanfictionMarinette y Adrien son hermanos, no biológicamente hablando, pero hermanos a fín de cuentas. Desde niños comienzan a sentir una conexión especial y única, su cariño hacia el otro crece sin límites sin poder evitarlo aunque se esfuercen en hacerlo...