❇HERMANOS AGRESTE❇ []ADRINETTE[] MLA

Capítulo 13 «Su cara bonita»

Después de la charla ambos se habían abrazado y luego llegó gorila a escoltarlos hasta la limusina.

Adrien llegó dando saltos a su habitación.

Pero al entrar paró en seco y  examinó sus actitudes.

—¿Qué estoy haciendo? Ya no soy un niño. — se paró con la espalda recta y camino hasta la cama.

Se quitó lo zapatos y se subió sobre la cama. —¡Yujuu! — gritó dando saltos sobre la cama.

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Ayer había sido uno de esos días en los que te duermes con una sonrisa y despiertas igual o más sonriente y entusiasmado que antes.

Adrien salió al comedor mirando a todos lados tratando de encontrar a su  hermana.

Encontró a Félix leyendo un libro apoyado en la mesa sin haber tocado su desayuno.

— Marinette está en el salón de baile. — informó sabiendo a quién buscaba.

Adrien corrió hasta el salón y abrió la puerta escuchando la música clásica.

Vio a Marinette de punta de pies con los zapatos de ballet practicando sus giros.

Era increíble cómo ella lograba hacer todos esos movimientos por si sola sin caerse o marearse.

La vio agacharse aún dándole la espalda y el tutu rosa se levantó dándole una espléndida vista de la retaguardia de Marinette.

Adrien miró hacia otro lado al percatarse de ése desliz.

«No vallas por ahí, Adrien.»

«Soy un chico bueno, soy un chico bueno.»

Se había vuelto una costumbre observar de más a su hermana y eso comenzaba a molestarlo. ¿Qué estaba pasando con él?

—¿Adrien? —  él volvió su atención a ella. — ¿Qué haces aquí?

Tan distraído había estado que no había alcanzado a pensar una escusa. Era muy raro que él anduviese por allí a pesar de vivir en ésa mansión. A él no le gustaba bailar.

—Yo solo...Sólo quería preguntar si quieres jugar al Ultimate Mecha Strike 2. Ya he...configurado los controles. — mintió con lo primero que vino a su mente.

Marinette fingió pensarlo un poco. —Está bien.

Y el rubio internamente dio un gritó de emoción. 

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¡No lo vallas a arruinar Adrien!

Me amenace a mí mismo. Mirando a Marinette acomodarse a mi lado sobre el asiento giratorio.

La primera ronda la jugamos con la rivalidad y el espíritu competitivo que nos caracterizaba a mí y a mi compañera de juegos.

Pero a medida que empezaba la segunda ronda ella comenzó a ganarme y a ganar mejoras.

¡Pero es que ella era una tramposa!