El silencio es una virtud, una salida, un preludio, una herida y hasta una ofensa. Me encanta todo lo que se puede otorgar cerrando la boca.
Elena Poe
Remuevo la pintura con un palillo de manera para mezclar los colores y crear uno un tanto alejado de la gama que todo el mundo conoce. Miro a mi escritorio cubierto de papel transparente para evitar que la masa para moldear se pegue a la madera; apenas ayer por la tarde comencé con la escultura, no llevo ni una tercera parte de ella y normalmente suelo tardar un par de días en perfeccionarla. Por suerte aún tengo casi quince días para enviarla.
El olor de la pintura fresca siempre me recuerda a mi niñez; a ese sentimiento de felicidad que me embriagaba cada vez que tomaba un bote de pintura y lo esparcía sobre cualquier superficie en la que se pudiera pintar.
Hundo el pincel sintético en la pintura medio azulada, pero antes de siquiera acercarlo al lienzo, lo suelto al sobresaltarme con el ladrido de Oreo por encima de la música. Este, cae al piso golpeando la madera y manchándolo de pintura. Estaba tan distraída que no me había dado cuenta que estaba aquí. Miro en su dirección, solo para ver que está al lado de unas zapatillas deportivas rojas.
Scott.
—Buscaré una cerradura para la ventana. Hablo en serio —digo sin levantarme de la silla.
¿Qué le cuesta entrar por la puerta como la gente normal?
—Te llamé como unas seis veces, pero ahora veo por qué no respondiste... —señala los auriculares que llevo puestos. Rápidamente me los quito para enrollarlos en mi mano—, no quería que los fotógrafos que revolotean a mi alrededor todo el tiempo me vieran.
—¿Qué haces aquí? —trato de no sonar nerviosa.
—Tengo treinta y cinco minutos libres antes de ir al estudio. Quería saber cómo te había ido ayer en el teatro —mira el reloj en su muñeca izquierda para comprobar la hora, supongo.
Tomo una considerable bocanada de aire mientras camino hasta la mesa de noche donde deje el libreto de la obra, ni siquiera me he molestado en leerlo. Siendo sincera, me siento molesta respecto a esto.
—Tengo que aprender esto —extiendo mi mano para que agarre el libreto. Envuelve sus dedos alrededor de las hojas chocando con los míos, de inmediato retiro la mano. Su mirada cambia cuando lee el nombre de Marie. Sigue pasando las paginas sin decir nada. Doy la vuelta para alejarme un poco y me muerdo la lengua para no decir una estupidez.
¿Qué demonios me pasa?
Quizás el estrés que he tenido estos días está causando estos pensamientos de ansiedad que tanto odio. No quiero sonar grosera, pero, de verdad que no quiero tener que subir a suplantar a Marie el día de la inauguración de la obra, además, es el mismo día que anuncian al ganador del concurso.
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Blasfemias del amor ✓
Teen Fiction¿Abandonarías algo que quieres por algo que amas? Engelyne es una chica con una gran pasión por el arte que, al mudarse a Londres para asistir a una prestigiosa academia, aprenderá que las cosas no siempre salen cómo se planean porque cuando conoce...