¿Abandonarías algo que quieres por algo que amas?
Engelyne es una chica con una gran pasión por el arte que, al mudarse a Londres para asistir a una prestigiosa academia, aprenderá que las cosas no siempre salen cómo se planean porque cuando conoce...
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Laspersonaslibresjamáspodránconcebirlo que loslibrossignifican para aquellos que vivimosencerrados.
El diario de Ana Frank
Mis piernas parecen haberse pegado al pavimento y toda la sangre se va de mi rostro cuando me topo de frente con el chico de ojos mieles quien lleva a Oreo en sus brazos.
Ni siquiera sé en qué momento se soltó la correa; el aturdimiento se abre paso por mis nervios. Ese chico me observa igual de sorprendido que yo; no sé quién de los dos está más asombrado, luce nervioso y su mirada delata que no pensaba ser descubierto.
Oreo ladra en mi dirección soltándose de sus brazos y corriendo hacia mí. Agarro su corra y alzo la mirada para verlo. Al instante, todas las piezas se unen en mi cabeza.
Scott Levine, la superestrella por la que Red muere esta frente a mí. El chico con el traje del Capitán América, el mismo que vi en la pastelería, cuyos ojos no han abandonado mi mente desde la noche de brujas.
—¿Estabas siguiéndome? —las palabras brotan de mi garganta sin ser por voluntad propia del todo.
—Yo... —se señala a sí mismo y mira hacia atrás—. Claro que no.
Alzo una ceja cruzándome de brazos.
—...O tal vez si... —admite por lo bajo.
—¡Casi me matas del susto! —exclamo dando un paso atrás.
—Lo siento, no fue mi intención... —gestiona moviendo los brazos en señal de inocencia—, y solo quería...
—Si —lo interrumpo—. Espero que tengas una muy buena excusa. Scott Levine —digo con seguridad.
—¿Sabes quién soy? —pregunta. Parece haberse quitado un peso de encima.
—No del todo, pero si —no sé porque sueno a la defensiva.
—Engelyne... escucha, no quería asustarte —da un paso al frente.
—Entonces ¿Por qué me seguías Scott?
—Por... —lleva una mano un lateral de su cuello, frotándolo, como buscando las palabras adecuadas para decir—, es complicado... Bien. Soy amigo de Pratt, iba para su casa cuando te vi.
—Y decidiste seguirme.
Es en estos momentos cuando te das cuenta de que el mundo es demasiado gigante y demasiado pequeño a la vez, vaya manera de conocer a Scott Levine.
