Capítulo 33.

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Sé que necesito cerrar la puerta y aceptar que mi amor no es apreciado

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Sé que necesito cerrar la puerta y aceptar que mi amor no es apreciado. No porque este mal, sino porque decidí dárselo a alguien que no puede entenderlo.
El rompimiento moderno

Mi caja torácica no parecer ser grande en lo suficiente para contener mi corazón a punto de explotar. Sus palabras retumban en mi cabeza como ecos sin salida que no me permiten pensar con claridad, o al menos, formular una frase coherente. La manera en la que pronunció el apodo que llevo por nombre, colapsa todos mis sistemas.

Es increíble, la magnitud que tienen unas simples palabras; sobre todo cuando provienen de la persona que quieres. Sintiéndose como un gran impacto, como algo que jamás podré olvidar.

Scott no ha sido mi primer amor, sin embargo, tienda a ser el último. Tal vez, sonaré dramática, pero sé, que pase lo que pase, nunca podré olvidarlo. Y es que, para mí, la conexión entre los dos el palpable y hasta hace nada solía ser inalcanzable; de alguna manera me he terminado enamorando de mi amor platónico.

El problema es que no se siente correcto; soy igual a su exnovia. Marie y yo podemos pasar de la misma persona y al aparecer terminamos queriendo al mismo chico. Ella lo tuvo primero, porque ella desapareció es que estamos ahora mismo en esta situación por lo que al final del día, Marie siempre será como una sombra entre nosotros.

Scott no se ha separado de mí; y sé que espera una respuesta.

—Scott... esto... —lágrimas se agrupan con ligereza en el interior de mis ojos y no comprendo la razón.

—¿Qué sucede Luna? —su tono de voz es tan dulce que el nudo en mi garganta se incrementa.

¿Por qué no te das la oportunidad de ser feliz?

Porque mi consciencia no me dejaría tranquila; todo el tiempo estaría recordándome el hecho de que quizás él solo este confundido porque soy igual a ella. Porque su novia despareció y por arte de magia encontró un reemplazo. No quiero ser un reemplazo, no quiero ser la doble; quiero que me quiera por quién soy, una chica que ama el arte en todas sus facetas, que es muy torpe y a veces un tanto gruñona pero que daría todo por aquello a los que ama sin importar las consecuencias hacia ella misma.

—¿Lynn? —despega su frente de la mía. Posando sus ojos mieles sobre los míos, sus pestañas son curveadas a la perfección, tan abundantes que serían la envidia de cualquier mujer. Y algunos hombres, claro.

De pronto, el lugar en el que estamos vuelve a tomar forma a nuestro alrededor; el lugar está por completo vacío excepto por nosotros y los empleados, quienes nos observan desde lejos intentando disimular. Después de todo McDonald's no es el mejor lugar para encontrarte con Scott Levine, mucho menos para besarlo.

Scott dirige su mirada en la misma dirección que la mía; las chicas al ver que nos dimos cuenta desaparecen por una puerta metálica.

—¿Quieres irte? —pregunta y yo asiento.

Blasfemias del amor  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora