¿Abandonarías algo que quieres por algo que amas?
Engelyne es una chica con una gran pasión por el arte que, al mudarse a Londres para asistir a una prestigiosa academia, aprenderá que las cosas no siempre salen cómo se planean porque cuando conoce...
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Unlibrotanlargocomoestetienemuchísimosdemonios, y hay que estaralerta para no caerensusgarras. Porsuerte, yoconozco a muchísimosángeles.
Gameofthrones: A songoficeandfire.
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Desperté debido a los rayos de sol que se filtraban por mi ventana...
No.
De hecho, fue por el insistente sonido de mi teléfono; el brillo de la pantalla hace que me duelan ojos porque mi habitación sigue oscura. Observo como el alba apenas comienza a hacer acto de presencia y solo entonces me fijo en la hora.
5:15 am.
¿Quién demonios llama a esta hora?
La pantalla vuelve a encenderse con una llamada entrante. Se trata nada más y nada menos que de Red.
—Dame una buena razón para que me estés llamando a las cinco de la mañana un sábado Red Danielle —digo con voz adormilada cerrando los ojos. La escucho hablar a medias.
—¿Corriste un maratón a las seis de la mañana o qué? —pregunto—. Te escucho agitada.
—¡Estoy eufórica! Engelyne ¿Acaso no escuchaste lo que acabo de decirte? —chilla y el sonido palpita en mi tímpano.
—Son las cinco de la mañana, estaba durmiendo —siseo un poco más despierta. Sin embargo, no me muevo de la cama porque eso haría separarme por completo de los brazos de Morfeo.
—Te lo repetiré solo una vez así que presta atención —clavo la vista en el techo—. Pratt me llamó anoche para invitarme, mejor dicho, para invitarnos a una fiesta, creo que su mejor amigo va a celebrar su cumpleaños o algo así... ¿Sabes lo que eso significa? ¡Voy a salir con Pratt! No sé si se consideraría una cita, pero...
—Red —la interrumpo, pero ella sigue hablando—. Red —digo más fuerte para acaparar su atención.
—Dime —responde con inocencia.
—¿No podías esperar a contarme eso cuando el sol saliera al menos? —está claro que ella no sabe disimular su alegría—. ¿Sabes qué? Voy a dormir, hablamos más tarde —cuelgo la llamada y dejo el teléfono a un lado. El sueño comienza a vencerme de nuevo, no sin antes recordarme que iré a la casa de Scott Levine esta noche.
