Desperté solo para descubrir que el mundo todavía estaba dormido.
Leonardo Da Vinci.
Paso las páginas del libreto de un lado a otro sin leer nada en específico; con la mente divagando en una dimensión fantasma donde todos los árboles son de chocolate y hay hadas, unicornios...
¿¡De dónde salió esa canción!?
Mi celular esta en completo silencio en la mesa frente a mí. Oreo muerde mi zapato al ras de mis pies y la voz de Scott que proveniente de alguna parte de la sala me desespera. Clare se siente a mi lado estirando sus piernas hasta colocar los talones de sus pies sobre la mesa baja de café. Trae su laptop entre sus manos; la música sale del aparato como si hasta eso quisiera torturarme.
—Tía ¿Por qué estas escuchando eso? —sin responderme aun, hunde una cuchara sobre un tazón con lo que parecer ser helado, pero tiene tantas cosas encima que dudo.
—Oh es una buena canción —Mastica lo que sea que este comiendo para tomar otra porción. El tazón está a rebosar con lo que parece ser helado, naranja, maní, algo que no tengo idea de lo que es y un polvo que pinta ser picante—. Scott Levine, me encanta.
Por Dios.
¿Por qué?
Y claro, la insistente vocecita de mi cabeza me responde:
Porque Scott te gusta.
No he dejado de pensar en eso desde que Pratt lo menciono hace un par de días. No he hablado con Scott desde que se fue y una parte de mí no quiere hacerlo, mi paz mental prefiere no saber nada de él.
—No pensé que lo conocieras —las palabras se me atascan en la garganta.
—Todo el mundo lo conoce, es una superestrella muy popular —Bien, al parecer yo era la única que no sabía que existía—. Creo que esa canción se la dedico a su novia o algo así —otra cucharada va directo a su boca. Si no fuera porque la tengo al lado apagaría "por accidente" la computadora.
Sin poder resistirme, agarro mi teléfono para buscar a Scott Levine en Instagram; al carajo con la paz mental. No me había detenido a ver sus redes sociales, de hecho, ni siquiera lo sigo. La última publicación es del día anterior tomada desde un lateral del escenario, hay varias fotografías con amigos, con Pratt, con gente que no conozco, y un sinfín más a las que no les presto mucha atención.
Una de ellas llama mi atención y se trata de la pared del estudio al que me llevó el otro día; ahogo un grito a ver que la siguiente foto trata es de un dibujo. Un dibujo mío.
No de Marie, no de mi rostro o algo por el estilo, sino un dibujo hecho por mí; podría reconocerlo donde sea a causa de la diminuta firma que hago en cada trabajo y siempre en el mismo lado. Podría ser una coincidencia, pero sé que no lo es porque lo recuerdo a la perfección; acababa de terminarlo cuando una ráfaga de viento se lo llevó.
La imagen tiene la ubicación; Journal Studios.
¿Cómo es que llegó ahí?
Sin poder creerlo, pero con la curiosidad pululando a mi alrededor, continúo viendo el perfil. No tiene muchas fotografías con Marie, puedo contarlas con solo una mano y es muy extraño.
Dejo el teléfono a un lado y me cruzo de brazos. Todo es una locura. Tengo que aprenderme las líneas hoy, pero si antes no podía concentrarme ahora menos lo haré.
Clare parlotea sin cesar a mi lado, la mayoría de lo que ha dicho no lo entendí, pero la última frase se clava en mi mente con martillo y todo.
—He estado pensando en nombre y si es niña, quizás le coloque Marie —dice sin dejar de ver su tazón con fruta. Fijé mi vista en ella y sentí como una sensación de jaqueca me inundo el cuerpo.
—Oh no, por favor Marie no.
—Si tienes razón, quizás Cassandra quede mejor.
El susto no va hasta muy entrada la noche, cuando Will llega a casa. Luego de cenar subo a mi habitación con Oreo pisando mis talones, hablo con mi hermana y con mis padres por videollamada durante un largo rato, Elena, mi hermana se gradúa de bachiller el próximo año y ya comienza a hablar sobre eso.
En cuanto cuelgo se me viene a la mente la foto del dibujo; sigo sin comprender como terminó ahí. Espero que Scott no se haya fijado mucho en la firma de los dibujos del otro día porque absolutamente todos tiene la misma firma y por los momentos no quiero que sepa que yo lo dibujé.
¿Por qué?, no lo sé.
Me tiro boca arriba sobre la cama. Mis dedos parecen tener vida propia, mi cerebro les ordena algo y ellos optan por omitirlo; de un momento a otro la melodiosa voz de Scott invade mi habitación. De alguna manera ayuda a calmar mi mente, no sé si al final del día será algo bueno o malo. Pero no puedo evitarlo. Y saber que están dedicadas a Marie, se siente extraño. No porque yo este ocupando temporalmente su papel, sino que saber que el chico que te gusta le dedica canciones a otra persona, se siente extraño.
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Blasfemias del amor ✓
Genç Kurgu¿Abandonarías algo que quieres por algo que amas? Engelyne es una chica con una gran pasión por el arte que, al mudarse a Londres para asistir a una prestigiosa academia, aprenderá que las cosas no siempre salen cómo se planean porque cuando conoce...