Capitulo 26.

328 55 1
                                    

Sabemos muy poco y, sin embargo, es sorprendente que sepamos tanto, y aún más sorprendente que tan poco conocimiento nos pueda dar tanto poder

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sabemos muy poco y, sin embargo, es sorprendente que sepamos tanto, y aún más sorprendente que tan poco conocimiento nos pueda dar tanto poder.

Bertrand Russell.


Hay muchísima gente alrededor de nosotros, algunas se han acercado a Scott para una fotografía o para que les firme un autógrafo. Al principio era divertido, pero luego comenzó a llegar muchas personas más; Cole se quedó en el estacionamiento una vez que Scott le prometió que no sería necesario, pero, de hecho, tuvimos que escabullirnos por un callejón e intentar pasar desapercibido hasta salir del área.

—Quisiera que todo el tiempo fuera así de tranquilo —murmura Scott mientras caminamos por detrás de los quioscos de la feria—. No es que me queje de mi trabajo, lo amo. Solo... quisiera tener más tiempo así. Sin sentir la presión a cada rato.

Asiento.

—¿Sigues...? —dudo. Me aclaro la garganta para continuar—. ¿Aun extrañas a Marie? —Por Dios Lynn ¡Claro que lo hace!

¡Cállate!

Entrelazo mis dedos, apenas puedo sentir mi piel por lo frío que están. No lo miro, sea cual sea la respuesta, prefiero escucharla perdiendo mi vista en algún otro punto del terreno. Lo escucho suspirar a mi lado.

—Claro —no puedo evitar mirarlo de reojo, sus labios se extienden en una sonrisa que no llegó a sus ojos—. Nuestra relación fue muy complicada, ella quería que estuviera todo el tiempo aquí, pero yo tenía otros compromisos que requerían de mi ausencia aquí —me mira—, creo que eso fue lo que realmente se interpuso entre nosotros. Creo que se sintió agobiada con tanta gente prestándonos atención —se encoje de hombros.

—¿Pero acaso las personas no la conocían desde hace tiempo?

—Si. Pero unos meses antes de que desapareciera comenzó a sentirse acosada por los fans, algunas personas le enviaban horribles mensajes y supongo que fue mucho para ella. Sé que no se fue con mala intención, pero al menos podría haberme dicho.

—Quizás solo quiso escapar por un tiempo.

—Tal vez —me da la razón. Muerdo mi lengua y miro a otro lado para evitar hablar, para evitar decirle que posiblemente Marie lo engañó durante quien sabe cuánto tiempo. Froto las palmas de mis manos contra mi pantalón antes caminar hacia un cubo con lo que parecen ser pelotas. Siento la mirada de Scott sobre mí, y lucho internamente por no parece idiota. Sonrió al ver que no son pelotas, son globos llenos de agua. Lo escucho levantarse así que tomo una y la escondo hasta que se da la vuelta para estrellarla contra su espalda salpicándolo de agua. Suelto una carcajada.

—¿Pero qu...? —Da media vuelta, al principio su rostro es de confusión, pero cuando se da cuenta de que fui yo, sonríe. Veo sus intenciones en cuanto comienza a caminar, doy un paso atrás. Se acerca a la cubeta y observo como se inclina para tomar un globo.

—No te atrev... —no termino de habla cuando siento el frio del agua sobre mi ropa. Me giro para tomar uno y arrojárselo, asegurándome de mojarle el rostro. Me rio las gotas sobre su mejilla. Se inclina para agarrar otra así que lo imito. Los dos las arrojamos al mismo tiempo, lastima.

Un policía se atravesó justo en ese momento y bueno... se imaginan como termino. Mire su ropa empapada sin parpadear, alternaba la vista entre él y Scott. El policía está enojado, puedo notarlo en la vena palpitante de su frente y en la oscura mirada que nos da.

Ups.

...

Golpeo con insistencia mi pie contra el blanco y brillante piso de cerámica. No puedo dejar de ver la hora en el reloj, a pesar de que solo llevamos media hora aquí, estoy impaciente. Reviso mi celular a cada rato sin ver nada en o esperar algo en particular.

Es la primera vez que estoy en una estación de la policía. Y en realidad no hicimos nada malo, pero temo por mi beca. Porque sea como sea, esto quedara en mi historial. Quisiera estar tan tranquila como Scott.

A todas estas...

¿¡Por qué está tan tranquilo!?

—Relájate Lynn —está sentado a mi lado. Habla en un tono pacifico.

Quiero golpearlo, porque siempre esta calmado y yo siempre estoy al borde de un ataque, y el siempre esta tan pacifico que me hace estresarme todavía más.

Inhala, exhala...

Si bien, no estamos detenidos nos han hecho muchas preguntas.

De nada comienzo a escuchar ruidos y mucho movimiento en la entrada de la estación, así que giro la cabeza para dar echar un vistazo.

Un grupo de reporteros con cámaras y micrófonos se han aglomerado frente a la puerta y ventanas de la estación. Mirando y apuntando las cámaras en nuestra dirección. Sin embargo, la división que hay entre el vestíbulo y la sala de espera nos cubre lo suficiente de los lentes ansiosos de información de los periodistas.

El representante de Scott llega unos minutos después, con un par de hombres abriéndole el paso entre los periodistas, detrás de él vine Cole; olvidé por completo que nos esperaba en el estacionamiento. El que supongo es su representante lleva en su rostro la máscara del enojo, por un momento siento una comezón en mis dedos, si lo dibujara y pintara de verde, quedaría perfecto.

Pasa de largo sin apenas mirarnos. Se acerca a uno de los policías y comienza a hablar. No escucho muy bien lo que dice, pero está claro que intenta arreglar esto.

Minutos después se da la vuelta y mira directamente a Scott para luego posar su mirada en mí y de nuevo en él.

—Todo listo —es lo único que dice antes de abrirse paso hasta la salida. Todo su lenguaje corporal delata que está furioso. La forma en la que cierra las manos en puños y la mirada que me da.

Bien, yo lo comencé. Pero no es mi culpa, ni la de Scott, ni la de nadie en realidad, fue un simple accidente.

Scott se levanta y por un momento dudo conteniendo el aire, sin mirarlo saco mi celular por enésima vez para llamar a Clare. No quiero ir con él, no estoy enojada solo...

Recuerdo la cantidad de periodistas que hay afuera, por un momento se me había olvidado. Tengo que salir con él y montarme en el auto, no como Lynn, pero si como Marie.

Suelto el aire encerrado antes de levantarme y seguirlo.

Cierro los ojos y me digo a mi misma que no puedo seguir con esto, que va a destruirme por una u otra cosa. Pero una pequeña parte quiere esto, esa que no puedo revelar, que no puedo dejar salir a la luz, porque si no todo sería peor. Más extraño, más tácito... y esa pequeña parte es la siempre gana. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Blasfemias del amor  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora