Todos esos momentos en los que crees que no puedes sobrevivir, y luego, sobrevives.
David Levithan.Termino por darle los últimos toques al dibujo. Muevo el lápiz de manera que el extremo sin punta quede apoyado sobre mi muñeca interna para poder terminar de sombrear los ojos mieles de Scott.
No me toma mucho tiempo completar el retrato. Sin embargo, en el tiempo que lo hace, ninguno de los dos los dos, habla. Aunque más de un par de veces tengo que soltar el lápiz para no dañar la hoja por estarme riendo de sus muecas.
Desde hace un par de días comencé a dibujar sus ojos porque no lograba —logro—, sacármelos de la cabeza, pero esta es la primera vez que dibujo su rostro completo. Lo más probable es que suene como una acosadora, pero para cuando termino, he memorizado cada una de sus facciones, incluso me fijo que tiene un pequeño lunar cerca del ojo izquierdo.
Firmo al final de la hoja y sonrío ante el resultado. Scott parece relajarse ya que se acomoda en una posición menos rígida y las facciones de su rostro se suavizan.
Extiendo el cuaderno de dibujo hacia él. Logro distinguir un destello de emoción en su mirada cuando baja la vista hacia él. Desde ese ángulo, sus pestañas hacen resaltar aún más sus ojos, que, aunque no son extremadamente claros, consiguen capturarte con solo verlos una vez.
Sacudo la cabeza tratando de olvidarme de mis pensamientos.
—Me gusta —dice transcurridos unos segundos que a mi parecer fueron minutos. Mira la hoja con una chispa de satisfacción a la vez que sonríe como lo haría un niño pequeño abriendo sus regalos en navidad.
—Me alegra que te guste —Alza la mirada en cuanto me escucha—. ¿Qué edad tienes Scott? —Me da curiosidad por saber, creo que el día se su cumpleaños su madre lo mencionó, sea como sea, no lo recuerdo. Parece mayor que yo, pero por el gesto que acaba de hacer bien podría tener dieciséis años. Aunque lo dudo porque Pratt tiene más edad que yo y ellos estudiaron juntos.
—Cumplí veintidós —Deja la hoja a un lado—. ¿Y tú?
—Cumpliré diecinueve en septiembre...—Me levanto para tomar a Oreo en brazos, por alguna razón saber la edad de Marie me inquieta de una manera que no sé explicar. Se supone que estoy fingiendo ser ella, pero apenas conozco unos cuantos detalles de su vida—. ¿Qué edad tiene Marie? —pregunto cómo quien no quiere la cosa. También creo haberlo escuchado antes, pero no lo recuerdo; y debería saberlo.
—Veinte... —guarda silencio por un momento—. Ella despareció un día justo después de su cumpleaños—noto el tono triste en que pronuncia cada palabra. Me doy cuenta de que hablar de eso aún le cuesta trabajo.
¿Por qué desapareció así de la nada? Nadie se esfuma de la nada un día después de su cumpleaños sin siquiera decirle a sus padres a donde iba.
ESTÁS LEYENDO
Blasfemias del amor ✓
Ficção Adolescente¿Abandonarías algo que quieres por algo que amas? Engelyne es una chica con una gran pasión por el arte que, al mudarse a Londres para asistir a una prestigiosa academia, aprenderá que las cosas no siempre salen cómo se planean porque cuando conoce...